Casual {Jean}

por **Didier E. Evans** Jue Feb 27, 2014 8:53 pm

El joven Evans estaba hastiado de acudir con sus clientas a los mismos lugares, siempre era lo mismo, sitios vomitivos que lo mareaban, él quería algo más y por lo menos por un día no tener que soportar a esas mujeres, si es que había algo rescatable quizá era la clienta más reciente, no tan madura y tampoco tan aburrida como las otras mujeres ya casi ancianas, pero ¡Dios! Todos comenzaban a parecerle aburridos en esa jodida ciudad...

Entró a ese lugar que le habían recomendado los gitanos desde hace ya un rato, caminó confiado entre la gente como un felino buscando algo que realmente le diera interés suficiente para quedarse, se fue a sentar a una de las esquinas del lugar observando todo muy detalladamente, no sabía si realmente iba a ordenar algo o iba salir corriendo a los cinco minutos, quizá lo segundo cuando vio a un castaño de cabellos lacios besar efusivamente a otro hombre no muy lejos de él. Se levantó y salió del lugar para pararse en la entrada algo indeciso, aquello había sido impactante para alguien como él por extraño que eso sonara, nadie más que él estaba consiente de la perversión en la que París estaba sumergida pero esas cosas, así, tan evidentemente, eran extrañas.

Pese a su sorpresivo trauma recordó la necesidad enorme que tenía de desaburrirse y emborracharse, jodida era su existencia, sus medios hermanos en verdad deseaban dejarlo sin posesión alguna y eso por decir algo entre sus muchos problemas, tenía que encontrar la manera de deshacerse de eso... Quizá flirtear con alguien no podía ser tan malo, pero la verdad que eso de los hombres, pese a su gusto por verles el trasero, le daba mucho miedo. Con solo recordar las golpizas que a veces los clientes ebrios le daban a su madre... Miró al cielo, estaba por caer la noche, vaya, tener un día libre dejaba de sonar bonito cuando se comenzaba a pensar tanto.

por **Jean P.Montagne** Jue Feb 27, 2014 9:58 pm

Jean le lanzó una botella a través de la barra a una de las meseras, que apenas y logró atraparla en el aire gritándole una serie de cosas que él no entendió, debido al ruido de la gente, y a que por alguna extraña razón, nunca solía ponerle la atención debida a la pobre chica, aunque las meseras ahí no duraban mucho, tampoco tenía por qué hacerlo.
Apuró su copa mientras le echaba una mirada a su lugar preferido, una pelea de borrachos y muchos rostros conocidos, en su mayoría de gente con la que ya se había acostado y lo restante, gente con la que no quería acostarse, o mujeres, que era casi lo mismo.
No estaba peculiarmente ebrio ni completamente sobrio, pero la ocasión parecía no ameritar su sobriedad, Adrien no estaba, seguramente porque su trasero estaba corriendo peligro como de costumbre, o de paseo con alguien más, ni siquiera Danielle o Paulette y un poco de espectáculo gitano, días como esos siempre terminaban de la misma manera, en su cama con un desconocido, por haber perdido la cuenta en las copas. A veces ni siquiera tenía la suerte de amanecer sobre algo decente.

Alguien gritó su nombre al fondo, un hombre gordo cuyo nombre no recordaba alzó su copa en esa suerte de brindis, al parecer era en su honor y en el del Babylon, porque escuchó vítores y sólo atinó a reír, pensando en si lo habían clasificado como el lugar más pervertido en todo París, y podría decir que también de algunos otros lugares.

Alzó su copa semi vacía y gritó un "¡Salud!", después del cual siguieron gritos y aplausos, pero justo antes de beber de ella se topó con un par de ojoz azules que lo escrutaban desde lejos, sostuvo la mirada un poco, antes de enmarcar una sonrisa ladina y beber de su mejor cosecha, casual.

por **Didier E. Evans** Jue Feb 27, 2014 10:48 pm

El rubio volteó a mirar hacia adentro del lugar al escuchar tanto ajetreo, sinceramente sí que era sitio extraño, al asomarse de nuevo notó a detalle al hombre anterior, ¡Qué hombre! Le hizo interrumpir su aliento y sus pensamientos... Por dios, estaba tan "bueno", lo desnudó mentalmente con la mirada. Totalmente atónito, ni siquiera notó que estaba en la mera entrada hasta que un hombre le pidió permiso para pasar, y al cederle el paso éste le apretó el trasero, lo cual lo hizo brincar y alejarse de él mirándolo con desagrado, eso había sido de muy mal gusto.

-¿Vienes solo?- Le dijo otro de una mesa cercana de repente, Didier arqueó una ceja en una expresión de desdén.

-Gente corriente con métodos corrientes, no son mi estilo- Dijo a ambos hombres que le miraban atentos y que comenzaron a armar un barullo cuando respondió con esa seguridad, le valió un comino y se adentró de nuevo. Con eso se había decidido, Didier era un muchacho que iba por lo que quería y esa no sería la excepción, ya tenía lo que le llamaba la atención del lugar y eso era todo lo que necesitaba.

El tipo que antes le había tocado intentó hacerlo de nuevo por lo que Didier apartó su mano de un manotazo hábil que denotaba conocimientos en combate, le miró amenazante -No vuelvas a tocarme idiota ¿Qué no quedó claro?- Le dijo molesto apresurándose a la barra y sentándose allí, bueno quería pensar que molestaban porque estaban ebrios. Suspiró dominando rápidamente sus emociones para ofrecerle la mejor de sus sonrisas a la mesera -Una botella del mejor vino que tengas por favor, y una copa muy muy grande ¿sí?- Le dijo intentando ser dulce, definitivamente necesitaba emborracharse ya.

por **Jean P.Montagne** Vie Feb 28, 2014 11:45 pm

-Claro Chèri -la mesera le sonrió al joven rubio y caminó hacia Jean, quien se encontraba sobre la barra, sirviendo más tragos y riéndose de los chistes de ebrios. La mujer no avanzó ni cinco pasos antes de que una mano intrusa se impactara contra su trasero, haciéndola pegar un brinco que casi hace que la charola de madera cayera con todas las copas y platos que portaba.
El hombre masculló algunas cosas en un lenguaje casi incomprensible, y ella corrió lo más rápido que pudo hacia la barra.
-Tienes que sacar a ese hombre de aquí -Dijo en un tono por demás indignado, mientras azotaba la charola de madera sobre la barra, Jean la miró curioso antes de decir algo.
-Se está poniendo impertinente y al parecer no sólo conmigo -ella señaló al sujeto que ya se había puesto de pie y se había acercado a la mesa del rubio cuyo rostro Jean ya había logrado divisar.
Algo pareció decirle, pues incomodó al otro y Jean sólo los miró, recargando los codos sobre la madera rústica, al parecer al chico no le habían agradado sus palabras pues intentó apartarse cuando el otro se acercó de más.
-¡Jean!-Chilló la mujer, exhortándolo a hacer algo, él rodó los ojos con fastidio, no era salvador de damiselas en peligro, ni mucho menos, pero accedió a regañadientes.

Y de un momento a otro, la cabeza del hombre había sido golpeada con fuerza, contra la mesa en la cual el chico rubio estaba sentado.

-¿Suficientes tragos, no crees? -Presionó el cráneo ajeno con fuerza, mientras ladeaba una sonrisa.

por **Didier E. Evans** Sáb Mar 01, 2014 12:24 am

Didier abrió los ojos muy grandes cuando a la mesera también le tocó su respectiva dosis de incomodidad con aquel sujeto, le miró de forma peligrosa al verle acercarse de nuevo, ya estaba planeando aplacarlo con un botellazo, era como una cobra al acecho, arqueó una ceja cuando el tipo puso su rostro muy cerca del suyo y extendió una mano poco a poco a la botella manteniéndose imperturbable pero entonces el hombre que le había arrebatado el aliento hace unos minutos vino como un héroe a someter a esa cosa, bajó la mano de la botella y amplió una sonrisa satisfecha mirando así al sujeto -Aplástale la cabeza al hijo de puta- Le dijo demostrando lo complacido que estaba con esas palabras mientras se levantaba de su banco para que el otro pudiera moverse mejor, pues había quedado definitivamente muy cerca de eso, de nuevo se embobó con lo perfecto que era y ya no supo que más decir cuando su mirada chocó con la del castaño, incluso bajó la mirada sintiéndose algo intimidado por el otro y eso definitivamente era muy extraño en alguien tan seguro como él.

por **Jean P.Montagne** Sáb Mar 01, 2014 7:58 pm

—¿Oíste eso? Al cliente lo que pida —Le susurró al hombre, casi inofensivo, antes de tomarlo del cabello con fuerza y azotarlo sobre la mesa una vez más, la madera crujió haciendo un estruendo que dejó casi en completo silencio al Babylon. Y Jean era un experto en captar la atención.
El hombre chilló de dolor y Jean mandó llamar a la mesera, apenas con un ademán.
—Ahora vas a pedirle una disculpa a Anna y al rubito. ¿De acuerdo? —Lo dijo con una vocecita de fingida amabilidad, que en realidad demostraba su hastío por tener que ocuparse de ello. Necesitaba algunos gitanos maleantes, gordos y enormes de preferencia, ya vería con Adrien si podía contratar algunos y evitarse tales molestias.
El hombre dijo algo incomprensible, paro parecía ser una negativa, así que ésta vez aplicó más fuerza al golpearlo.
—No tengo toda la noche—Algunos conocidos de Jean comenzaron a acercarse, como si se les hubiera pedidoalguna clase de ayuda solidaria. Y Jean clavó sus ojos en el chico rubio, en un momento que le pareció eterno.

por **Didier E. Evans** Sáb Mar 01, 2014 10:18 pm

Didier sonrió al ver que le presionaba para que se disculpara y se cruzó de brazos en una postura segura de sí arqueando una ceja y ladeando ligeramente la cabeza -Uhh me temo que no escucho- Comentó mientras aquello provocaba alguna que otra risa a su alrededor, lo miró contento de que sufriera, era una basura ese idiota. Subió la mirada entonces y sintió que todo su espíritu rebelde se iba al carajo, quería ser su esclavo en ese mismo momento no se dio cuenta de que no respiraba hasta que su cuerpo se lo exigió. Desvió la mirada echando su cabello hacia atrás en un tic de nerviosismo.

Al fin esa cosa se disculpó y Didier volteó a mirarlo dejado escuchar una risita melodiosa -Fuera de mi vista- Contestó aún algo ofendido dando la espalda entonces a estos para recargarse en la barra con ambos codos dejando ver el escote de sus ropas que era una gran V en su espalda que dejaba ver la deliciosa piel blanca del joven. Ya no sabía si sobreviviría la próxima vez que volteara a ver al otro, sentía una química inevitable, como si el otro tuviera un imán que le atraía a él, era lo más extraño que le había pasado nunca.

por **Jean P.Montagne** Mar Mar 04, 2014 7:40 pm

Jean no pudo evitar soltar una pequeña risa cuando el rubio se hacía del rogar ante aquella disculpa que casi le cuesta la quijada a aquél hombre, pero por suerte el cerdo cedió antes de lo esperado y Jean no tuvo que convocar a los demás presentes, que por lo visto estaban más que deseosos por poder hacer algún tipo de “justicia”, pero en eso ya no se metería.
—Sáquenlo de aquí —Le dijo a dos hombres, clientes frecuentes del bar y cuyos nombres tampoco recordaba, pero cuya amistad al parecer le convenía más de lo que pensaba.
Sacaron al hombre casi a rastras, mientras los otros clientes le lanzaban cosas y lo bañaban con los restos de sus copas a manera de repudio, su trabajo provisional estaba hecho.

—La próxima vez, pégale en las pelotas ¿vale? Me ahorrarías mucho trabajo —Jean le giñó un ojo a la mesera, quien sólo rodó los ojos, sin tomarle importancia a sus palabras, pero agradeciéndole silenciosamente.
Jean pasó detrás del chico rubio y observó la espalda semidescubierta, mordiéndose el labio sin ser plenamente consciente de ello, y la voz que siempre le susurraba cosas como “Tíratelo” “Te estás tardando”, simplemente pareció abandonarlo.
Y eso era a todas luces un “arréglatelas como puedas”.
Ya cuando estaba en su lado de la barra, se limpió la mugre de aquél sujeto y tomó una copa limpia, llenándola con el vino del cual estaba tomando –uno de los mejores- y se la tendió al chico.

—Cortesía del Babylon —fue lo más coherente que alcanzó a formular en ese momento, pero aún así, lució irresistible.

por **Didier E. Evans** Sáb Mar 15, 2014 1:29 am

Miraba a su al rededor no sin cierta incomodidad por lo que había sucedido anteriormente pero lamentablemente los borrachos siempre eran unas cerdos, pensando en eso se sintió un poco más consolado, aquello experimentado sólo era una generalidad de lo idiotas que se ponían algunos al no saber beber con moderación adecuada.

Se pintó una sonrisa en su rostro al mirar que el otro le hacía la plática, nunca fallaba, el fingirse desinteresado y sobre todo digno siempre funcionaba, arqueó una ceja mirando la copa que le ofrecía y después subió la mirada de nuevo -Monsieur, muchas gracias por salvarme de ese hombre- Dijo para empezar y después se rió un poco mientras le mantenía la mirada -¿Es en serio? ¿Con una copa de vino los convences?- Le preguntó incrédulo recargando un codo en la barra y recargando el mentón en su palma en una pose de interés sonriendo de lado para después decir -Pensé que... alguien como tú podía llegar a ser más ingenioso- Comentó mientras que con la mano libre atraía la copa a él y pasaba su dedo índice por el contorno de la copa jugueteando con ella.

por **Jean P.Montagne** Dom Mar 30, 2014 7:53 pm

Por alguna extraña razón, sus palabras no lo sorprendieron, había tratado con tantos hombres, que bien podría ponerse a hacer una lista de cada uno de ellos, y a partir de ahí, sacar dos categorías principales.

Los ebrios y extremadamente fáciles que casi se le desvestían en la barra, y los no tan ebrios –o sobrios- que pretendían hacerse los difíciles, si bien porque ya lo conocían o por lo que decía el chico, el mismo truco ya lo habían visto muchas veces.
—En realidad no fue nada, hay pocas mujeres que soportan bien a los borrachos y ella es una de ellas, no puedo darme el lujo de quedarme sin meseras —dijo en respuesta al agradecimiento y bebió más de su trago, no sin antes ampliar una enorme sonrisa divertida, de no ser porque aún no terminaba de degustar el vino hubiera soltado una carcajada.

Lo miró de manera intensa antes de contestar la pregunta.
—Es divertido, porque a veces no necesito de un trago —comentó señalándole al pelirrojo del otro lado del bar, que lo observaba insistentemente —Aunque, ¿quién dijo que intentaba convencerte de todas formas? —eso último se lo dijo prácticamente al oído.
Toda esa labor caritativa lo había dejado con unas ganas inmensas de tirarse a alguien. Ni un trago más para Jean.

por **Didier E. Evans** Dom Mar 30, 2014 11:23 pm

-Me lo puedo imaginar- Contestó con un temple maravilloso para después acariciar la mano que el otro tenía recargada en la barra como quien no quiere la cosa para lanzarle una mirada y luego al pelirrojo -¿A quién de los dos estará mirando?...- Le preguntó para dirigirle una mirada sugerente e intensa al muchacho aquel que no pudo evitar mirarle también -Debo admitir que es apuesto y que yo sin duda puedo competir- Dijo divertido desviando la mirada y pintando una sonrisa cínica, comenzaba a comprender porqué había tan buenas historias del "Babylon" entre los gitanos y parisinos "paganos". Arqueó una ceja y le repasó con la mirada -Tú sin duda eres Jean, mi jefe me ha hablado maravillas sobre ti, cosas de las que sinceramente antes me reía y ahora creo que no te hacen ni un poco de justicia- Le guiñó un ojo y entonces se levantó de donde estaba sin quitarle esa mirada seductora de encima, justo cuando se levantaba hizo como que iba a besarlo pero sólo lo dejó con las ganas riéndose como un chiquillo travieso y "pasando de él", entonces retrocedió un par de pasos y pegó su espalda contra la ajena retorciéndose un poco y moviendo las caderas lentamente al ritmo de la música que comenzaban a tocar un par de gitanos allí -No pierdas la esperanza, creo que vas bien- Susurró mientras se despegaba de su espalda y giraba juguetón a buscarle la mirada ¿Jean se había quedado congelado allí por nervios o estrategia? Daba igual... lo averiguaría después, por esa noche se quedaría con las ganas ya que se retiró justo frente a sus ojos con el muchacho que les había estado mirando hace un momento, no, él no sería tan fácil como los otros.

-FIN DE LA ESCENA-

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