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Un... tonto recado
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Notre Dame :: Off rol :: Papelera
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Un... tonto recado
Eléonore se empolvó la nariz, se recogió el cabello y bajó un par de dedos su escote ajustado. Llevaba un vestido de color verde acorde con sus ojos. Le gustaba el verde, después de todo, le sentaba ben; además, era el color de la perdición por antonomasia: la envidia, el veneno, la manzana del pecado… hasta las joyas de la caja de Pandora habían sido Esmeraldas. Sí, un color maravilloso.
Era media tarde y sabía que su presencia allí iba a causar cierto revuelo: no estaba prohibida la entrada de mujeres solas, no de forma directa, cierto, pero era una ley no escrita que todos conocían.
Pestañeó coqueta antes de bajar del carruaje, indicó al cochero que la esperase cuanto hiciera falta en un callejón aledaño.
Con paso seguro se adentró en el patio de armas, donde algunos soldados practicaban formando, dirigidos por un sargento. Todos aquellos hombres aguerridos y guapos… ummm… ¡qué sexy! Notaba las miradas sobre ella. Bien es cierto que no todas eran apreciativas, la buena doctrina del decoro había calado en la sociedad más de lo que a ella le hubiera gustado pero…
Con un juego de pestañas coqueto, se dirigió a un grupo de soldados que descansaban en unos escalones.
—Perdone, caballero —llamó dirigiéndose al que le había parecido más atractivo— verá, vengo a entregar un mensaje pero… no sé dónde se ecnuentra el destinatario ¿podría ayudarme?
Y al ver la mirada en el semblante de aquellos soldados, Eléonore supo que su treta había funcionado perfectamente y que ninguno sospechaban que aquella descocada dama sólo venía buscando quien la acompañara en el lecho aquella noche.
¡¡Disoluta y despreocupada vida la de ella!!
Era media tarde y sabía que su presencia allí iba a causar cierto revuelo: no estaba prohibida la entrada de mujeres solas, no de forma directa, cierto, pero era una ley no escrita que todos conocían.
Pestañeó coqueta antes de bajar del carruaje, indicó al cochero que la esperase cuanto hiciera falta en un callejón aledaño.
Con paso seguro se adentró en el patio de armas, donde algunos soldados practicaban formando, dirigidos por un sargento. Todos aquellos hombres aguerridos y guapos… ummm… ¡qué sexy! Notaba las miradas sobre ella. Bien es cierto que no todas eran apreciativas, la buena doctrina del decoro había calado en la sociedad más de lo que a ella le hubiera gustado pero…
Con un juego de pestañas coqueto, se dirigió a un grupo de soldados que descansaban en unos escalones.
—Perdone, caballero —llamó dirigiéndose al que le había parecido más atractivo— verá, vengo a entregar un mensaje pero… no sé dónde se ecnuentra el destinatario ¿podría ayudarme?
Y al ver la mirada en el semblante de aquellos soldados, Eléonore supo que su treta había funcionado perfectamente y que ninguno sospechaban que aquella descocada dama sólo venía buscando quien la acompañara en el lecho aquella noche.
¡¡Disoluta y despreocupada vida la de ella!!
Tiffany Brice- Eta
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Re: Un... tonto recado
Cédric estaba esa tarde en el interior del majestuoso, aunque algo lúgubre, Palacio de Justicia; le habían solicitado atentamente su presencia la mayor parte del día porque estaban organizando la entrada de nuevos reclutas que debían conocer a su capitán en una ceremoniosa reunión de bienvenida, que se llevaría acabo al día siguiente, y había que tener listos todos los preparativos.
Estaba poniéndose de acuerdo sobre eso con sus colegas, el teniente Joss y los demás; cuando se les acercó una joven, al parecer buscaba a alguien, no sabía exactamente a quien le había hablado, pero en cuanto terminó de hablar, levantó la mano a sus compañeros en señal de que él se haría cargo. Se separó un poco de ellos para hablarle más personalmente.
-Sigan-Los animó volviéndose levemente a ellos que seguían charlando pero, con menos fluidez que antes, todos al mismo tiempo mantenían la vista fija en ellla. Varios esquivaron a Cédric de su perímetro visual, para darle una mejor visteada a la chica, pero que lástima, eran las ventajas de ser el capitán. (xD)
-Será un placer ayudarle con eso Señorita-Aseguró sonriendo galante-¿A qué nombre va dirigido ese mensaje?-Preguntó con naturalidad, sin embargo le había sido imposible no recorrerla con la mirada, trató de tener discresión, pero cualquiera se hubiera sentido indefenso teniendo esos voluptuosos encantos frente suyo. Las piernas largas, la piel perfecta, algo bronceada, de aspecto terso...esa mirada profunda, salvaje, misteriosa...te daban ganas de averiguar que era lo que estaba tramando aquella maliciosa sonrisa tan sensual.
Estaba poniéndose de acuerdo sobre eso con sus colegas, el teniente Joss y los demás; cuando se les acercó una joven, al parecer buscaba a alguien, no sabía exactamente a quien le había hablado, pero en cuanto terminó de hablar, levantó la mano a sus compañeros en señal de que él se haría cargo. Se separó un poco de ellos para hablarle más personalmente.
-Sigan-Los animó volviéndose levemente a ellos que seguían charlando pero, con menos fluidez que antes, todos al mismo tiempo mantenían la vista fija en ellla. Varios esquivaron a Cédric de su perímetro visual, para darle una mejor visteada a la chica, pero que lástima, eran las ventajas de ser el capitán. (xD)
-Será un placer ayudarle con eso Señorita-Aseguró sonriendo galante-¿A qué nombre va dirigido ese mensaje?-Preguntó con naturalidad, sin embargo le había sido imposible no recorrerla con la mirada, trató de tener discresión, pero cualquiera se hubiera sentido indefenso teniendo esos voluptuosos encantos frente suyo. Las piernas largas, la piel perfecta, algo bronceada, de aspecto terso...esa mirada profunda, salvaje, misteriosa...te daban ganas de averiguar que era lo que estaba tramando aquella maliciosa sonrisa tan sensual.
Cédric de Chateaupers- Dseta
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Re: Un... tonto recado
Eléonore podría haber sonreído perfectamente cuando, haciendo un gesto, uno de los hombres de espaldas a ella, impidió que cualquier otro hablara. Se había dirigido a otro de los presente, no de forma directa, estimando que era el más atractivo de aquél grupo, pero de haber podido contemplar a aquél hombre de pelo sedoso y rubio desde el comienzo, habría desplegado todos y cada uno de sus encantos directamente con él.
El Soldado ordenó a los demás que prosiguieran con su charla y Eléonore estuvo entonces segura de que había sonreído esa vez ¡el chico mandaba! Y con lo que le gustaban a ella las figuras de autoridad…
—Verá, mi señor, busco a un amigo de mi hermano que no debe de llevar más de dos meses o tres unido a la guardia.
Con gestos sinuosos, Eléonore se llevó una mano a las solapas del corpiño y bajo las alas de color verde esmeralda, encontró una carta sellada con el escudo de los Condes de Buffon, su escudo familiar.
—Es una carta de cierta importancia y… ¡Oh! Perdone mi descortesía, mi señor, antes de contaros ms necesidades debería haberme presentado. Soy Eléonore de Rambouillet —acompañó sus respetos con una coqueta reverencia que enseñó su canalillo con esa elegancia pasional que había aprendido en los bailes de la nobleza y había mezclado con las poses de las prostitutas del Parque de Bolognia— tal vez tendríais el bien de decirme el vuestro… antes de que continúe con mis peticiones, mi señor.
El Soldado ordenó a los demás que prosiguieran con su charla y Eléonore estuvo entonces segura de que había sonreído esa vez ¡el chico mandaba! Y con lo que le gustaban a ella las figuras de autoridad…
—Verá, mi señor, busco a un amigo de mi hermano que no debe de llevar más de dos meses o tres unido a la guardia.
Con gestos sinuosos, Eléonore se llevó una mano a las solapas del corpiño y bajo las alas de color verde esmeralda, encontró una carta sellada con el escudo de los Condes de Buffon, su escudo familiar.
—Es una carta de cierta importancia y… ¡Oh! Perdone mi descortesía, mi señor, antes de contaros ms necesidades debería haberme presentado. Soy Eléonore de Rambouillet —acompañó sus respetos con una coqueta reverencia que enseñó su canalillo con esa elegancia pasional que había aprendido en los bailes de la nobleza y había mezclado con las poses de las prostitutas del Parque de Bolognia— tal vez tendríais el bien de decirme el vuestro… antes de que continúe con mis peticiones, mi señor.
Tiffany Brice- Eta
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Re: Un... tonto recado
Eléonore...su mente recitó aquel nombre lentamente, delineando las sílabas, como para lograr grabarlo y que no fuera a olvidársele. Se quedó de una pieza por unos instantes, embobado por aquella sugerente reverencia que le había hecho, y luego de donde se sacó la carta para mostrársela; parecía que lo hacía a propósito para dejarlo así. Pasaron unos segundos antes de que recuperara el sentido y se sintió tan avergonzado que se rascó ligeramente la nuca y agachó la mirada por unos instantes
-Oh...tiene usted toda la razón, perdóneme a mí también...que descortés-Se aclaró ligeramente la garganta, y luego le tendió la mano sonriendo amable
-Cédric de Chateaupers...capitán de la guardia real para servirle...-Estaba acostumbrado a recitar su cargo con ese aire de superioridad y también la reverenció con la cabeza ligeramente, sus modales eran impecables.
La mirada que le dirigió al momento de saludarla evidenciaba que aquella pose que había adoptado ella no le había pasado desapercibida, pero también procuró guardar la discresión de todas formas. Al oír el nombre de su hermano, sonrió un poco confuso, sin embargo le sonaba conocido y un rostro le había venido a la mente, estaba seguro de conocerlo a oesar de los cientos de rostros distintos que había en la milicia de la que estaba a cargo.-¿Entonces es importante? No se preocupe, sé donde podría estar...si me acompaña puedo llevarla hasta él...¿O preferiría que yo me hiciera cargo de entregarla?-Preguntó sonando natural pero aún le sostenía la mirad a esos bellos ojos verdes.
-Oh...tiene usted toda la razón, perdóneme a mí también...que descortés-Se aclaró ligeramente la garganta, y luego le tendió la mano sonriendo amable
-Cédric de Chateaupers...capitán de la guardia real para servirle...-Estaba acostumbrado a recitar su cargo con ese aire de superioridad y también la reverenció con la cabeza ligeramente, sus modales eran impecables.
La mirada que le dirigió al momento de saludarla evidenciaba que aquella pose que había adoptado ella no le había pasado desapercibida, pero también procuró guardar la discresión de todas formas. Al oír el nombre de su hermano, sonrió un poco confuso, sin embargo le sonaba conocido y un rostro le había venido a la mente, estaba seguro de conocerlo a oesar de los cientos de rostros distintos que había en la milicia de la que estaba a cargo.-¿Entonces es importante? No se preocupe, sé donde podría estar...si me acompaña puedo llevarla hasta él...¿O preferiría que yo me hiciera cargo de entregarla?-Preguntó sonando natural pero aún le sostenía la mirad a esos bellos ojos verdes.
Cédric de Chateaupers- Dseta
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Re: Un... tonto recado
- Spoiler:
- Lo siento, lo siento, lo siento ¡¡pensaba que ya había respondido aquí T.T
Eléonore se mordisqueó el labio inferior. El Capitán era… guapísimo. El pelo rubio, la naríz, los ojos… la voz. Éleonore casi ronroneaba al escucharlo.
Y eran tan mono… se había ruborzado un poco en el coqueteo… tan adorable. Se lamentó profundamente por no haber conocido antes a tan sexy caballero. Capitán, perdón, capitán al mando de melodióso nombre: Cédric.
Maravilloso.
Eléonore permitió que le besara la mano, deslizando los dedos con demasiada parsimonia entre las manos fuertes y aguerridas de soldado. Ásperas y duras.
—No estoy segura de la importancia del mensaje, Capitán, pero debe tener alguna o no me habrían enviado a mí con tanta premura. Mi hermano hubiera esperado a que nuestro mensajero regresara de otro recado para enviar esta nota a su amigo, Camus Desmarais.
Eléonore no pudo evitar sonreír un poco, de buena tinta sabía que Camus estaba de permiso. De hecho, estaba en casa con su hermano leyendo los escritos de unos monjes cistercienses… o algo por el estilo.
—Si pudierais mostrarme donde puede que se encuentre lo agradecería mucho, Capitán —con suavidad, Eléonore se aproximó a él— Pero… no me gustaría deambular sola entre la milicia, si usted comprende. Tal vez podríais enviar a alguno de vuestros chicos a… acompañarme un poco —parpadeó— Vos debéis estar muy ocupado…
Impregnó un cierto tono de pena en las últimas palabras y observó gozosa las emociones que se deslazaron por los ojos de aquél maravilloso verde oliva.
Tiffany Brice- Eta
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Re: Un... tonto recado
- Spoiler:
- Hay no te preocupes! ^^U jiji yo también me he demorado un poquito.
Cédric escuchó el otro nombre y se sintió más aliviado, ya que ese nombre sí lo conocía-Camus, por supuesto...¿Se ha unido recientemente no es así?-Él no estaba enterado de lo del permiso, con muchos trabajos le informaban a veces, de cuando el teniente estaba indispuesto, o alguno de sus soldados principales, los más condecorados y valientes en batalla, se hiban del permiso.
La verdad era que tampoco estaba enterado de que había pasado realmente con su hermano, había escuchado solamente primero que habían solicitado por él entrar a la guardia; pero luego alguien había ido al Palacio, una figura inquisitiva muy importante (que él había tenido que atender personalmente), a pedir que se le negara el acceso a la guardia a un tal "de Rambouillet".
Ese asunto lo había dejado tan confuso, que por eso aún lo recordaba, pero decidió no mencionarle nada a la guapa y tranquila chica, tal vez era un asunto delicado que no debiera mencionar así como así. Se decidió entonces que lo mejor era ir a buscar a ese tal Camus
-¿Ocupado? Sí...pero no lo suficiente como para dejar que usted se vaya sola señorita...-Se movió un poco para que viera a toda su gente esparcidos aquí y allá en el enorme vestíbulo del lugar, absolutamente movilizados con los preparativos de la ceremonia del día siguiente. -Pero mis hombres sí que están muy ocupados...así que, ¿Qué le parece si no los distraemos, y me permite guiarla yo mismo?-Propuso servicial y galante, sonriendo aún. Ya había caído por completo en el plan de la joven y no tenía la mínima sospecha.
Cédric de Chateaupers- Dseta
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Re: Un... tonto recado
—Sí, Camus es un joven novato… no debe de llevar más de tres o cuatro meses en París y alguno menos en la guardia. Pero es un importante amigo de mi hermano así que… ya ve —rió— me convierto en una simple mensajera por ambos, Capitán.
Eléonore aceptó el gesto galante de hombre rubio, contemplando sus ojos verdes.
—Es usted muy amable al ofrecerse a acompañarme —aprovechando la predisposición de Cédric, Eléonore posó sutilmente la mano en el antebrazo de él, probando si le ofrecería el brazo como apoyo— ¿puedo permitirme ser indiscreta, Capitán, y preguntar qué se está organizando?
Miró con curiosidad a su alrededor. Todos aquellos chicos jóvenes y esbeltos correteando de un lugar a otro y deteniendo su paso para saludar al Capitán… ¡maravilloso!
Eléonore aceptó el gesto galante de hombre rubio, contemplando sus ojos verdes.
—Es usted muy amable al ofrecerse a acompañarme —aprovechando la predisposición de Cédric, Eléonore posó sutilmente la mano en el antebrazo de él, probando si le ofrecería el brazo como apoyo— ¿puedo permitirme ser indiscreta, Capitán, y preguntar qué se está organizando?
Miró con curiosidad a su alrededor. Todos aquellos chicos jóvenes y esbeltos correteando de un lugar a otro y deteniendo su paso para saludar al Capitán… ¡maravilloso!
Tiffany Brice- Eta
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Re: Un... tonto recado
El capitán saludaba a sus soldados también, seriamente. Ofreció su brazo a la señorita de inmediato cuando esta hizo ademán de colocar su mano sobre él.
-Claro que sí, y no es indiscresión no se preocupe...-Dijo mientras empezaba a caminar, sabiendo que ella estaría a su lado siguiéndolo-Le contaré...el día de mañana, los nuevos cadetes que se han reclutado, van a ser presentados oficialmente con sus superiores...esto quiere decir...con las autoridades. Yo, principalmente...-Se regodeó al decirlo, dirigiéndole a la joven castaña una sonrisa autosuficiente
-El teniente, mi compañero y amigo, Josselin...que me encantaría presentarle, pero está al mando cuando me ausento-No pudo evitar que ello le hiciera sonreír, pobre Joss - Y los sargentos. Se asigna a uno, siempre que un nuevo escuadrón ingresa...así que calculo que para mañana ya seran unos 6 o 7 en total...-Le contó aún sonriente, sabiendo que todo eso tal vez no era del todo interesante para las damas, porque apenas si podían comprenderlo, ¿Pero ella quería saber no? Así que había que hacerlo sonar interesante
Empezaron a caminar por un corredor que estaba en la parte contraria a la puerta principal por donde había entrado ella, el interior era un lugar muy fresco y agradable. Olía a los jardines y flores que rodeaban esos corredores laterales, había muchos espacios verdes en la planta baja, ya que eran los campos donde entrnaban los escuadrones. Al llegar a la esquina y dolblarla, subieron por unas escaleras de marmol como el piso de todo el lugar. Pasaron por muchos...eran como salones de clases pero mucho más grandes. Donde los sargentos estaban enseñando tácticas de batalla en el pizarrón
-De casualidad sabe usted...¿A qué escuadrón pertenece el soldado Camus?-Se volvió para preguntarle a ella, cuando llegaron al solitario final del pasillo, había muy poco movimiento allí arriba, apenas si se habían visto dos salones en clase cuando pasaron ellos.
-Claro que sí, y no es indiscresión no se preocupe...-Dijo mientras empezaba a caminar, sabiendo que ella estaría a su lado siguiéndolo-Le contaré...el día de mañana, los nuevos cadetes que se han reclutado, van a ser presentados oficialmente con sus superiores...esto quiere decir...con las autoridades. Yo, principalmente...-Se regodeó al decirlo, dirigiéndole a la joven castaña una sonrisa autosuficiente
-El teniente, mi compañero y amigo, Josselin...que me encantaría presentarle, pero está al mando cuando me ausento-No pudo evitar que ello le hiciera sonreír, pobre Joss - Y los sargentos. Se asigna a uno, siempre que un nuevo escuadrón ingresa...así que calculo que para mañana ya seran unos 6 o 7 en total...-Le contó aún sonriente, sabiendo que todo eso tal vez no era del todo interesante para las damas, porque apenas si podían comprenderlo, ¿Pero ella quería saber no? Así que había que hacerlo sonar interesante
Empezaron a caminar por un corredor que estaba en la parte contraria a la puerta principal por donde había entrado ella, el interior era un lugar muy fresco y agradable. Olía a los jardines y flores que rodeaban esos corredores laterales, había muchos espacios verdes en la planta baja, ya que eran los campos donde entrnaban los escuadrones. Al llegar a la esquina y dolblarla, subieron por unas escaleras de marmol como el piso de todo el lugar. Pasaron por muchos...eran como salones de clases pero mucho más grandes. Donde los sargentos estaban enseñando tácticas de batalla en el pizarrón
-De casualidad sabe usted...¿A qué escuadrón pertenece el soldado Camus?-Se volvió para preguntarle a ella, cuando llegaron al solitario final del pasillo, había muy poco movimiento allí arriba, apenas si se habían visto dos salones en clase cuando pasaron ellos.
Cédric de Chateaupers- Dseta
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Re: Un... tonto recado
Eléonore escuchó atenta las explicaciones del Capitán. Manejaba más o menos las distribuciones militares, pero no conocía realmente las divisiones de la guardia. Asintió con cara de tontita a las explicaciones, conocedora de que a muchos hombre son les gustaba que las mujeres comprendiera “realmente” el mundo por tradición masculina… si supieran las cosas de las que ella y su padrino hablaban o que este le enseñaba, probablemente querrían que su propio padrino la quemara por bruja. Ja.
El lugar por el que caminaban era hermosísimo. La luz de los ventanales era una delicia que permitía acompañar el frescor aromático de los jardines aledaños con la sombra y el lujo del mármol.
E ir colgada del brazo del Capitán Cédric sólo era un plus a favor de una tarde encantadora.
Las aulas ya fueron un lugar más ajetreado, aunque tenía su encanto ver a chicos tan formales aprendiendo y siendo enseñados.
—E… —Eléonore parpadeó, no tendría que fingir idiotez ante aquella pregunta, porque realmente no se había preocupado en averiguar aquello. Vaya fallo estúpido…— Vaya… lo siento muchísimo Capitán ¿me creerá si le digo que ni siquiera pensé en preguntarlo? —fingió un sonrojo— debe pensar que soy una tonta, lo siento realmente…
Continuando con su actuación de azoro y aprovechando la soledad del final del pasillo, Eléonore se colocó bajo la ventana y jugó con la luz para intentar seducir finalmente al atractivo Capitán. Aunque con lo guapo que era y lo mono que era su carácter, espera que no estuviera casado… no con alguien muy vengativo, por lo menos. (XD)
— ¡Oh! De verdad… lo siento mucho. Le estoy haciendo perder el tiempo yo… —Eléonore comenzó a hablar rápidamente y a abanicarse con una mano, como si los nervios de los sucesos estuvieran superándola— Y-yo… m-me estoy poniendo un poco ne-nerviosa… ¿l-le importaría aflojarme el corpiño, C-capitán? N-no puedo respirar con f-facilidad…
Ahora, la suerte estaba echada.
El lugar por el que caminaban era hermosísimo. La luz de los ventanales era una delicia que permitía acompañar el frescor aromático de los jardines aledaños con la sombra y el lujo del mármol.
E ir colgada del brazo del Capitán Cédric sólo era un plus a favor de una tarde encantadora.
Las aulas ya fueron un lugar más ajetreado, aunque tenía su encanto ver a chicos tan formales aprendiendo y siendo enseñados.
—E… —Eléonore parpadeó, no tendría que fingir idiotez ante aquella pregunta, porque realmente no se había preocupado en averiguar aquello. Vaya fallo estúpido…— Vaya… lo siento muchísimo Capitán ¿me creerá si le digo que ni siquiera pensé en preguntarlo? —fingió un sonrojo— debe pensar que soy una tonta, lo siento realmente…
Continuando con su actuación de azoro y aprovechando la soledad del final del pasillo, Eléonore se colocó bajo la ventana y jugó con la luz para intentar seducir finalmente al atractivo Capitán. Aunque con lo guapo que era y lo mono que era su carácter, espera que no estuviera casado… no con alguien muy vengativo, por lo menos. (XD)
— ¡Oh! De verdad… lo siento mucho. Le estoy haciendo perder el tiempo yo… —Eléonore comenzó a hablar rápidamente y a abanicarse con una mano, como si los nervios de los sucesos estuvieran superándola— Y-yo… m-me estoy poniendo un poco ne-nerviosa… ¿l-le importaría aflojarme el corpiño, C-capitán? N-no puedo respirar con f-facilidad…
Ahora, la suerte estaba echada.
Tiffany Brice- Eta
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Re: Un... tonto recado
Cédric puso una expresión preocupada al verla empezar a tartamudear así-Oh...Dios...¿Se encuentra bien? Por favor no se preocupe tanto por algo como esto...Intente tranquilizarse...a ver...-Asegurándose de rodearla bien con uno de sus brazos para mantenerla pegada a él y que no fuera a desvanecerse con la otra mano se peleó un poco con el corset para poder aflojarlo, hasta que encontro al fin el nudito, luego de urgar un poco en su espalda y cintura. Lo desató y de nuevo sus mejillas se colorearon un poco, al ver como sus pechos se veían liberados de la presión anterior y se presumían más grandes, pegándose más contra su pecho.
Le buscaba la mirada a la chica que afortunadamente no parecía muy pálida, preocupada por lo que pudiera estarle pasando. Aprovechando el sobre que le había dado, con él se dedicó a abanicar un poco el rostro de la dama, luego prosiguió a hablarle en un tono suave para calmarla-En absoluto yo no pensaría eso...señorita...no es ninguna tonta es solamente...que estoy seguro que nunca antes nadie se había tomado el tiempo de explicarle como funcionan las cosas aquí en la guardia...pero permítame el atrevimiento de decirle que quien la haya enviado tenía el deber de explicarle...así que, en todo caso...la culpa es suya-Y sonrió totalmente encantador como siempre.
-¿Ya se siente mejor? Dígame que sí por favor...o tendré que llevarla en brazos hasta la enfermería y puede que a estos cadetes no se les olvide su rostro en mucho tiempo, cuando noten que lleva el corset desatado...-Otra vez esa risa agradable fluyó de sus labios
-De lo contrario...si se cree capaz de resistir un poco más...podríamos ir a mi despacho donde tengo té o...agua para ofrecerle...y un sofá cómodo para que descanse un poco...-No había notado lo cerca que le estaba hablando, debido a como la mantenía abrazada con un brazo, sus palabras adquirían un tono seductor lentamente aunque esa no fiera su intención consciente. Ni siquiera se había percatado de lo comprometedora que era esa escena, si alguien los llegaba a ver así seguramente pensaría lo peor del capitán.
Le buscaba la mirada a la chica que afortunadamente no parecía muy pálida, preocupada por lo que pudiera estarle pasando. Aprovechando el sobre que le había dado, con él se dedicó a abanicar un poco el rostro de la dama, luego prosiguió a hablarle en un tono suave para calmarla-En absoluto yo no pensaría eso...señorita...no es ninguna tonta es solamente...que estoy seguro que nunca antes nadie se había tomado el tiempo de explicarle como funcionan las cosas aquí en la guardia...pero permítame el atrevimiento de decirle que quien la haya enviado tenía el deber de explicarle...así que, en todo caso...la culpa es suya-Y sonrió totalmente encantador como siempre.
-¿Ya se siente mejor? Dígame que sí por favor...o tendré que llevarla en brazos hasta la enfermería y puede que a estos cadetes no se les olvide su rostro en mucho tiempo, cuando noten que lleva el corset desatado...-Otra vez esa risa agradable fluyó de sus labios
-De lo contrario...si se cree capaz de resistir un poco más...podríamos ir a mi despacho donde tengo té o...agua para ofrecerle...y un sofá cómodo para que descanse un poco...-No había notado lo cerca que le estaba hablando, debido a como la mantenía abrazada con un brazo, sus palabras adquirían un tono seductor lentamente aunque esa no fiera su intención consciente. Ni siquiera se había percatado de lo comprometedora que era esa escena, si alguien los llegaba a ver así seguramente pensaría lo peor del capitán.
Cédric de Chateaupers- Dseta
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Re: Un... tonto recado
En la cabeza de Eléonore se formó rápidamente la palabra ¡Victoria! Y aunque dudó un momento (usar una destartalada camilla y apartados de un montón d soldados sólo por unas cortinas era una opción muy tentadora) fingió una lenta recuperación, permitiendo que sus senos se pegaran más al varonil cuerpo.
—Su despacho estará bien… n-no quiero incomodarlo de ninguna manera, Capitán —sonrió— B-bueno… visto así es culpa de mi hermano, ciertamente.
Oh… su pobre hermano, aparte de haber copiado su tartamudeo azorado, ahora también lo culpaba de sus andanzas… pobrecito. Sería cosa de tener nombre de ángel.
— ¿Le importaría ayudarme a llegar? Me siento todavía un poco indispuesta y débil.
Cuando se encaminaron hacia el despacho, Eléonore sintió cómo se deslizaba el lazo de su corsé, pero lo dejó caer sin decir nada. Era realmente morboso pensar que algún otro soldado lo encontraría.
—Su despacho estará bien… n-no quiero incomodarlo de ninguna manera, Capitán —sonrió— B-bueno… visto así es culpa de mi hermano, ciertamente.
Oh… su pobre hermano, aparte de haber copiado su tartamudeo azorado, ahora también lo culpaba de sus andanzas… pobrecito. Sería cosa de tener nombre de ángel.
— ¿Le importaría ayudarme a llegar? Me siento todavía un poco indispuesta y débil.
Cuando se encaminaron hacia el despacho, Eléonore sintió cómo se deslizaba el lazo de su corsé, pero lo dejó caer sin decir nada. Era realmente morboso pensar que algún otro soldado lo encontraría.
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Re: Un... tonto recado
Cédric sonrió más calmado ante eso-Entonces...venga conmigo...adelante...-Manteniéndola pegada a él con el brazo al rededor de su cintura, comenzó a andar en dirección a su despacho, analizando en silencio que por fortuna no estaba muy lejos de ahí . No se percató en absoluto de que la cinta de su corset se había quedado a medio pasillo.
Volvió con ella a las escaleras, que por fortuna estaban justo en frente del lugar donde se encontraban antes; y sorprendentemente le fue sencillo subir con ella, parecía no estar tan mal después de todo, algo en su interior le susurraba la sospecha, de que podía ser todo un drama de ella sólo para lograr estar a solas con él...pero el deber hacía que se engañara a si mismo y cuando venía la idea a él, inmediatamente distrajera la mente en otra cosa.
Cuando pasaron le ayudó a sentarse en el sofá que estaba frente a su escritorio-Por favor tome asiento...espéreme aquí...¿Qué puedo ofrecerle?...tengo agua...puedo calentarla, para el té...o...-Miró disimuladamente a la puerta asegurándose de que estaba cerrada y sacó una botellita de vino-O...¿Una copa de esta...?-Sacó dos copas pequeñas-Para que se relaje...-Y su sonrisa tomó un matiz más sugerente al dejar las cosas en la mesa y luego subir de nuevo su mirada verde, para buscar la suya.
Volvió con ella a las escaleras, que por fortuna estaban justo en frente del lugar donde se encontraban antes; y sorprendentemente le fue sencillo subir con ella, parecía no estar tan mal después de todo, algo en su interior le susurraba la sospecha, de que podía ser todo un drama de ella sólo para lograr estar a solas con él...pero el deber hacía que se engañara a si mismo y cuando venía la idea a él, inmediatamente distrajera la mente en otra cosa.
Cuando pasaron le ayudó a sentarse en el sofá que estaba frente a su escritorio-Por favor tome asiento...espéreme aquí...¿Qué puedo ofrecerle?...tengo agua...puedo calentarla, para el té...o...-Miró disimuladamente a la puerta asegurándose de que estaba cerrada y sacó una botellita de vino-O...¿Una copa de esta...?-Sacó dos copas pequeñas-Para que se relaje...-Y su sonrisa tomó un matiz más sugerente al dejar las cosas en la mesa y luego subir de nuevo su mirada verde, para buscar la suya.
Cédric de Chateaupers- Dseta
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Re: Un... tonto recado
—Oh… una copa de vino sería… maravilloso —Eléonore prácticamente masticó la última palabras mientras parpadeaba.
El despacho era bonito, decorado con gusto y muy luminoso. Ella estaba recostada sobre un sofá cómodo y largo que en aquél momento era bañado por la luz del sol que marcaba obscenamente todos los recovecos de su anatomía.
—Capitán… —susurró haciendo una pequeña mueca cuando le pareció que ya iba siendo hora de comprobar si el Capitán era rubio natural o utilizaba lociones de camomila— ¿no cree que dos copas son excesivas? Está usted de servicio…
Eléonore se dirigió a él, impidiendo que llenara la segunda copa. Tomó la otra y de ella bebió un sorbo.
—Delicioso… Del sur ¿verdad? Tal vez de los viñedos de Niza… —sonrió de medio lado— Tiene una voz preciosa, Capitán… se me eriza el vello de todo el cuerpo cuando da órdenes…
Apostando ya por el inminente final, Eléonore jugueteó con la copa entre sus dedos.
— ¿Quiere probar usted el vino, Ca-pi-tán?
Sin dejar que terminara de contestar, Eléonore tomó otro sorbo de vino y lo besó con intención de compartir el sabroso líquido.
Lo último que vio antes de cerrar los suyos, fueron los maravillosos ojos de Cèdric y una cascada dorada justo detrás.
El despacho era bonito, decorado con gusto y muy luminoso. Ella estaba recostada sobre un sofá cómodo y largo que en aquél momento era bañado por la luz del sol que marcaba obscenamente todos los recovecos de su anatomía.
—Capitán… —susurró haciendo una pequeña mueca cuando le pareció que ya iba siendo hora de comprobar si el Capitán era rubio natural o utilizaba lociones de camomila— ¿no cree que dos copas son excesivas? Está usted de servicio…
Eléonore se dirigió a él, impidiendo que llenara la segunda copa. Tomó la otra y de ella bebió un sorbo.
—Delicioso… Del sur ¿verdad? Tal vez de los viñedos de Niza… —sonrió de medio lado— Tiene una voz preciosa, Capitán… se me eriza el vello de todo el cuerpo cuando da órdenes…
Apostando ya por el inminente final, Eléonore jugueteó con la copa entre sus dedos.
— ¿Quiere probar usted el vino, Ca-pi-tán?
Sin dejar que terminara de contestar, Eléonore tomó otro sorbo de vino y lo besó con intención de compartir el sabroso líquido.
Lo último que vio antes de cerrar los suyos, fueron los maravillosos ojos de Cèdric y una cascada dorada justo detrás.
Tiffany Brice- Eta
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Re: Un... tonto recado
Las cosas entonces se le escaparon como agua, apenas si escuchaba esa dulce voz, porque estaba totalmente cautivado por esa escena que le regalaba el sol iluminando el atribuido cuerpo de Eléonore recostado sobre aquel sofá. Repentinamente sus labios alcanzaron los de ella en un beso con sabor a vino que le erizó la piel. El momento entonces, pareció comenzar a fluir por si solo.
Tomando de los cabellos a la muchacha, profundizó aquel contacto, y las manos del capitán, grandes y un poco ásperas por el duro entrenamiento, comenzaron a correr por el cuerpo ajeno con la velocidad que la pasión de los besos le entusiasmaba a hacerlo. Le arrebató el corset y sus blandos senos tibios terminaron siendo apretujados y acariciados por esas mismas manos.
Fue muy fácil que se colaran luego por la falda larga que cubría esas piernas morenas, tan bien torneadas.
Poco a poco ella terminó recostada en el sofá, el capitán se colocó encima. Para que no batallara, la ayudó y se quitó el peto de la armadura que cubría su pecho, quedando sólo con una camisa de algodón blanco, que también se quitó, así que ese esculpido torso perfecto se presentó ante ella en todo su espendor. -Eres muy hermosa Elénore...-Le susurró contra los labios, con esa sonrisa sensual y traviesa, antes de volver a besarla.
Tomando de los cabellos a la muchacha, profundizó aquel contacto, y las manos del capitán, grandes y un poco ásperas por el duro entrenamiento, comenzaron a correr por el cuerpo ajeno con la velocidad que la pasión de los besos le entusiasmaba a hacerlo. Le arrebató el corset y sus blandos senos tibios terminaron siendo apretujados y acariciados por esas mismas manos.
Fue muy fácil que se colaran luego por la falda larga que cubría esas piernas morenas, tan bien torneadas.
Poco a poco ella terminó recostada en el sofá, el capitán se colocó encima. Para que no batallara, la ayudó y se quitó el peto de la armadura que cubría su pecho, quedando sólo con una camisa de algodón blanco, que también se quitó, así que ese esculpido torso perfecto se presentó ante ella en todo su espendor. -Eres muy hermosa Elénore...-Le susurró contra los labios, con esa sonrisa sensual y traviesa, antes de volver a besarla.
Cédric de Chateaupers- Dseta
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