El gran baile [Nobleza]

por **James T. Lindsay** Lun Ene 27, 2014 4:58 pm

Todos los preparativos estaban listos, James estaba tan ansioso; portaba uno de sus trajes más elegantes, en color negro, con una camisa de seda blanca que tenía un cuello alto y olanes sobre su pecho, asomando del saco finísimo, detallado en color verde, que combinaba con sus ojos.

Habían llenado la gigantesca mansión con cientos de claveles y rosas blancas, largos listones de seda, envolvían las flores en pequeños ramos, trazando coloridos caminos sobre las paredes exteriores de toda la fachada y también algunas de las interiores. En la habitación del comedor, un ejército de meseros habían dispuesto sobre la enorme mesa, los más exquisitos manjares de la cocina francesa, en una vajilla de plata digna del rey. En la sala de estar, sería donde se daría el baile, los músicos más afamados en Francia eran los que James se había encargado de contactar para que deleitaran a los comensales.

Todo sería perfecto y si salía bien, su amigo obtendría muchas opciones para desposar esa noche, tal y como ambos habían planeado, aunque James siguiera sintiendo esos extraños celos al pensar que tendría que compartir a su amigo con alguien de por vida, aunque lo atribuía a lo muy solo que se encontraba desde la defunción de su amada...al menos eso había llegado a concluir.

Una vez que terminó de alistarse, descendió los peldaños de las escaleras, forrados de terciopelo, con una mano sobre el barandal, luciendo más galante esa noche que ninguna otra. Le dedicó una gran sonrisa a Darcy cuando lo vio ya listo también, esperando en la sala -Esto va a ser perfecto...¡Matt! ¡Sólo mírala!- Le dijo una vez que bajó las escaleras, tomando los hombros de su amigo de manera emocionada, haciendo que mirara a su alrededor para que apreciara los exquisitos adornos. -¡Está listo! Todo está listo y ya casi es hora...- Agregó en un leve canturreo, tratando de animar a su amigo para que quitara esa cara seria y tensa que tenía. Se fue a la larga mesa que estaba pegada a la pared de la sala de estar, que tenía botanas riquísimas en múltiples charolas, hechas de camarón, galletitas y cosas por el estilo, ¡Pero sobre todo! muchas garrafas de ron fino (lo que más le agradaba a James). Se sirvió un poco, tomando una copita de las miles que parecía haber formadas ahí. -Necesitas practicar la sonrisa que pondrás cuando te presente a las señoritas de cuna fina...- Lo molestó, sirviendo otra copa para ir a ofrecérsela -Salud...por un baile épico- Propuso James con esa mirada traviesa y maliciosa que tenía, estaba disfrutando mucho todo aquello porque se divertía con el profundo malestar que le causaba a Matt.

por **Matthew Darcy** Mar Ene 28, 2014 12:16 am

Matthew para ser sinceros estaba muy incómodo con todo aquello, habían invitado a muchas mujeres al baile pero también irían otros caballeros a pasarla bien y entre ellos los ministros de la inquisición de París, eso lo ponía nervioso, pero ni modo de decirle a James que no los invitara, tal vez eso sería todavía peor, pues toda la nobleza sabía de todos, así funcionaba eso, las noticias corrían rápido por París.

-Ah... no lo sé James, no tengo un buen presentimiento de esto...- Le contestó, aunque se le veía tan imponente como de costumbre tenía miedo de ahuyentar a las señoritas por ser como era, sinceramente era alguien muy misógino cuando notaba que la chica en cuestión era estúpida, esa era la palabra, muy pocas tenían cerebro y quizá por eso es que también temía porque nunca había encontrado una chica que le deslumbrara por su inteligencia. A parte de James que era la única persona que estaba a su nivel cultural no sabía de nadie más que le deslumbrara con sus opiniones. Hizo apenas un ligero indicio de nerviosismo que consistía en bajar una ceja y desviar la mirada mientras se tensaba su semblante al pensar eso.

-No creo que me haga sonreír de ningún modo el hecho de tener gente extraña en mi casa ¿sabes? Podrían robarse algo o destruir este lugar... quizá fue mala idea- Comentó bajando la mirada. -Aunque ¿sabes? sinceramente tu gusto ha sido de lo más exquisito al elegir todo esto, ese realmente es un punto a tu favor- Intentó corregirlo al ir viendo la carita de desilusión que el otro ponía y brindó con él tomándose de golpe el alcohol, quizá eso lo ayudase a dejar los nervios de lado.

por **James T. Lindsay** Mar Ene 28, 2014 7:31 pm

-¡Jaja! Por favor Matt, otra vez estás exagerando y haciendo un sobre-análisis, ¡Todo tiene que salir bien! ¿Qué podría salir mal?- Insistió con su sonrisa deslumbrante, bebiéndose también esa pequeña copa de un trago, la primera de la noche; tenía que ser para entrar en calor, era mejor que fuera acondicionándose él también, pues los invitados llegarían de un momento a otro y eso de la cortesía y la sociabilidad le salía con más facilidad y fluidez, cuando se apoyaba en el grato licor; de otra forma la tarea le resultaría tan trabajosa como a Darcy. -Gracias, estoy enterado...- Le respondió a lo de la mansión, con soberbia juguetona mientras se paraba más derecho y su pecho se hinchaba con orgullo. Luego dejó escapar una risilla ligera, mientras apretaba el brazo de su amigo, dándole ánimo; ya se estaba destensando, pero no había que exagerar, no podía olvidar guardar la compostura y la rectitud, pues esas personas veían mal hasta el mínimo detalle que se saliera de los lineamientos del comportamiento digno de la realeza, un jugueteo en falso y podría quedar como un zopenco de fantásticas proporciones. -Pero, quizá tienes razón en algo, tenemos que ser muy cuidadosos...¿Me entiendes?...esta gente es muy delicada, no aceptarán una "crítica constructiva"...- Le recomendó de una vez con una mirada insinuante y una sonrisa, pues ya lo conocía; era de temerse que fuera a hacerles algún comentario que consideraran inapropiado, ¡Y con la guardia y la inquisición presentes! Se tenían que andar "de puntillas" si querían mezclarse con ellos y salir victoriosos. Ya no dijo nada más, porque llegó corriendo el mayordomo e hizo una leve inclinación antes de entrar en la sala.

-Señores...el carruaje de los Armengaud ha llegado...- Presentó el lacayo de forma ceremoniosa.

-Gracias Antoine, ve a recibirlos por favor...- Dijo James de modo solemne, con serenidad.

El lacayo volvió a inclinarse y desapareció velozmente por el corredor.

En cuanto se fue, James se volvió hacia su amigo con cara de asombro, conmocionado -¡Por Dios! los Armengaud...es el ministro y su familia Matthew...no puedo creer que hayan aceptado la invitación...¡Y encima que sean los primeros en llegar! Deben tener muy altas espectativas de esta noche, no podemos desilusionarlos...- Agregó, enganchando del brazo a su amigo y dirigiéndolo a la ante sala, arrastrándolo con sus grandes zancadas hasta que llegaron al recibidor; ahí los verían. Lo soltó y se acomodó el saco otra vez, el cuello de su camisa, practicando también su postura, rápidamente -Muy bien, sólo debemos actuar con naturalidad...lo más corteses posible...sumamente amables...respirar...- Decía eso en tono bajo, en son de animar a su amigo, pero más bien parecía que se estaba dando ánimos a sí mismo con esos murmuros y esa mirada concentrada en la puerta.

por **Alexander L. Armengaud** Lun Feb 03, 2014 1:17 am

Alexander iba vestido con sus ropas más elegantes para la ocasión, iba con un pantalón negro, unas largas botas cafés, un saco de finos botones en que se podía distinguir su camisa blanca de cuello alto y un pañuelo atado al cuello dándole esa maravillosa magnificencia que poseía, desde luego encima traía su capa negra y su espada a la cintura, esperó a que le presentaran y entró con su paso altivo hasta ese par extendiendo los brazos al ver a James -¡Amigo mío!¡Qué gusto!- Le saludó contento. Estaba encantado de haber sido invitado a esa fiesta tan distinguida, y pese a que tuvo problemas con Dion pudo asistir solo al lugar, en su lugar siempre podían acompañarlo sus primos, Aimèe era una mujer deliciosa que tenía la dicha de presumir, y mejor ni hablar de lo maravilloso que le parecía Marc, ese día venían vestidos de lo más exquisito para demostrar la alta posición de su familia, porque así debía ser, los Armengaud siempre habían demostrado su posición y su poder ante la nobleza.

por **Marc A. Domecq** Lun Feb 10, 2014 12:02 am

Del mismo carruaje descendieron también los hermanos Domecq, los cuales a ojos de todos los nobles, estaban supuestamente comprometidos. Marc caminó por esa larga alfombra de la recepción con un paso altivo y soberbio, reluciente con sus ropas más elegantes al igual que su primo, llevaba un saco largo de color café que tenía botones grandes y se ceñía a su cuerpo resaltando su altura y su espalda amplia. Su camisa también era de cuello alto y llevaba un pañuelo atado al cuello por encima de ésta, de un color azul ultramar que le sentaba muy bien a sus ojos. Llevaba su cabello rizado peinado hacia atrás. Agarrada de su brazo con delicadeza, estaba Aimèe. Como le encantaba al castaño presumirla en lugares como esas, era la primera vez que iban a robar miradas en un baile, tal y como soñó que sería el juez inquisidor desde que llegaron a París: Irían a las fiestas de los nobles en los grandes salones y se diveritirían mezclándose con ellos como dos camaleones, obteniendo contactos y ganándose los favores de cuantos se cruzaran en su camino. -Buenas noches...- Saludó con cortesía Marc, una vez que los presentaron y estuvo ante James. Hizo una leve reverencia por respeto a conocer a alguien con un alto puesto y estar por primera vez en su hogar. -James Thornton, ¿cierto?...no creo que me recuerdes, pero ya nos conocemos...soy Marc Domecq, encantado- Rápidamente se presentó con esa sonrisa simpática, tendiéndole la mano. Tenía una facilidad para socializar envidiable.

por **Aimée E. Domecq** Jue Sep 29, 2016 10:21 pm

Habían llegado más que temprano a la reunión pero la idea planteada en las invitaciones es que era de máscaras cuando comenzara a ponerse el sol, por eso de la oscuridad y el misticismo, la idea era emocionante y aunque Marc y Alexander en un principio se habían negado a usar sus máscaras acordaron que cuando llegaran más invitados los tres usarían la suya, aún mantenía la esperanza en que Dion se presentara a la reunión, ella misma sabía que el berrinche aquel era para hacer a su primo resentir su riña, ella misma aplicaba esas de vez en cuando.

-Amigo te presento a mi prima, ella es Aimée Domecq- Dijo Alexander tomando la manita enguantada de la chica para ofrecérsela a James.

Al ver a ese hombre tan apuesto, James, comprendió que los militares eran los hombres más guapos de todo París, ofreció su mano lanzando una mirada intensa y amplió una sonrisa cautivadora al llegar frente a él haciendo una pequeña reverencia -Es un gran placer al fin conocer al compañero más afamado, mi prometido y mi primo, me han contado muchas cosas pero olvidaron la más importante, es usted todo un caballero- Comentó con agrado y le guiñó un ojo, sólo para tentar a su suerte después, miró por el rabillo del ojo a Marc y simplemente se retiró como si nada. ¡Cómo le gustaba jugar con fuego! De que se pusiera posesivo ella pedía su limosna.

por **Valdimar Stefánsson** Vie Oct 07, 2016 9:08 pm

No era común que a Valdimar le llegaran invitaciones para eventos de alta alcurnia pese a que poseía un buen estatus económico. Sucedía que era un hombre antisocial, y tenía motivos de sobra para serlo sobre todo en esa ciudad que le era, hasta cierto punto, ajena. Sin embargo, en esa ocasión le había llegado una, y lo pensó dos veces antes de decidir por fin que asistiría a la fiesta. No conocía realmente a la persona que le había invitado, solo sabía por los tramoyistas las actrices (sobretodo por ellas), que ese tal Mathew Darcy solía ir al teatro de vez en cuando. Bueno, cualquiera que gustara del arte merecía la pena conocerlo, o eso pensaba él.

Pidió a sus dos sirvientes que le prepararan el traje para esa noche, un saco largo y elegante de color negro, unos guantes blancos, la camisa del mismo color. Debajo llevaba un chaleco morado oscuro y un pañuelo violeta que le brindaban un encanto superior. Sus zapatos finamente pulidos, la barba aliñada y los rizos bien peinados, y estuvo listo para partir. La manción Darcy le quedaba un poco retirada de su chateau (en realidad casi cualquier sitio le quedaba lejos), demoró cerca de cuarenta minutos en llegar, y por lo mismo había salido media hora antes para tomar el carruaje. Luego de ese "desgastante" tiempo en la carroza la mansión se mostró frente a su rostro, tan ostentosa como supuso. Caminó al interior y dio gracias a que ya había llegado más gente además de él. Se paró en la entrada, echando un vistazo a su alrededor. Todo estaba pulcramente preparado, no se esperaba menos.

Necesitó algunos minutos para poder reconocer a quién debía saludar, hasta que halló a un pequeño grupo de gente, entre ellos un par de inquisidores. Seguramente entre esa gente espeluznante estaba el par de caballeros que le habían invitado, así que se acercó con tranquilidad y haciendo gala de sus impecables modales. - Una disculpa por la interrupción, pero debía saludar a los anfitriones del baile.- Miró a los dos hombres con túnicas, reconociendo entre ellos al nuevo ministro de la inquisición, luego a la dama que estaba entre ellos, y al fin dirigió su mirada a los dos restantes. - Ustedes deben ser James Lindsay y Mathew Darcy.- Les tendió la mano a ambos para saludarles apropiadamente. - Yo soy Valdimar Stefánsson, director y actual dueño del teatro. Agradezco la invitación.- Les dedicó una sonrisa amable, y luego se volteó a ver al resto. Le tendió la mano también al ministro y al otro hombre. - Caballeros. Es un honor conocer al nuevo ministro en persona. No acostumbro a tratar con tanta gente importante.- Finalmente se dirigió a la dama, y con cortesía tomó su mano para saludarla, elevando su mano a la altura de su rostro e inclinándose ligeramente, pero sin besar el dorso, pues lo consideraba de mal gusto. - Madame, un placer.- Viniendo de su boca, todo lo que decía sonaba curioso, porque su acento nórdico aún era notorio. Por fin se volteó hacia los anfitriones, sin saber exactamente a quién dirigirse, por lo que su mirada titubeó un poco al hablar. - Monsieur Darcy, mis actrices han hablado con emoción de usted y las veces que ha asistido al teatro.

por **James T. Lindsay** Dom Oct 09, 2016 12:11 am

James se acercó a Alexander encantado, dándole un abrazo fuerte -Es un placer que hayas decidido acompañarnos el día de hoy, permíteme presentarte a mi amigo Matthew Darcy, nuestro anfitrión de hoy...-

Después se acercó Marc con Aimée y James los saludó.

-Marc, claro que sí me acuerdo...bienvenido es un placer conocerlos- Tomó la mano de Aimée cuando su primo se la presentó y se inclinó para besar el dorso. Las palabras de la doncella y su increíble belleza le sacaron una sonrisa que pareció un poco deslumbrada - Me halaga sobremanera que haya escuchado de mí, madame...-

Cuando ella se alejó notó una mirada gélida de parte de su prometido, pero afortunadamente fue en ese momento que se acercó aquel hombre con un porte singular, con gracia y elegancia que precisamente le recordaban a los actores -Buenas noches...- Lo saludó con una sonrisa y escuchó encantado la presentación que confirmaba sus sospechas.

Disimuladamente codeó las costillas de Matthew a su lado con una sonrisilla maliciosa y disimulada, dirigiéndole una mirada fugaz, pues sabía que a Matthy le encantaba el teatro y solía expresarse bien de algunas de las actrices, aunque claro, nunca demasiado bien, pues las exigencias de su amigo eran altas pero aún así era muy emocionante conocer a ese hombre, era un gran contacto en sociedad -¡Señor Stefánsson!...-- Le estrechó calurosamente la mano, poniendo la otra en su hombro y dándole una palmada fraternal -Es un honor conocerlo, permítame elogiar el gran trabajo que ha hecho con el arte dramático de París, mi amigo y yo somos grandes devotos de sus funciones...nos complace mucho que haya decidido acompañarnos hoy...¡Bienvenido! espero que haya traído su máscara para la dinámica de hoy, de lo contrario mis siervos tienen toda clase de variedad para que pueda escoger alguna...Dígame ¿Vino solo esta noche?- Preguntó, esperanzado de que hubiera llevado con él algunas personas de su elenco.

por **Diègue Rousseau** Dom Oct 16, 2016 10:27 pm

Había pasado por mucha decidia por asistir a esa fiesta, en primera porque él pese a tener una buena posición social no gustaba de las costumbres de la gente de clase alta, las fiestas de etiqueta en especial eran algo que le generaba cierta urticaria, detestaba la idea de vestirse más "propio", no poder vestir su ropa de hombre de acción, tener que acicalarse más, todo eso le parecía muy superficial.

Lo cierto es que si al final había aceptado es porque su nana había insistido tanto con eso de que pudiera ser su mejor oportunidad para "encontrar pareja" que le costó mucho trabajo negarse totalmente, para rematar las cosas aplicó el típico "Dale el gusto a esta pobre anciana de verte decente por lo menos una vez más" El manipulador brillo de ilusión en esa dulce anciana hizo que su corazón de pollo le gritara que corriera a hacer lo que ella pedía e inmediatamente se rasuró e hizo peinar su largo cabello en una coleta baja, el paso siguiente sería elegir su ropa, por el tiempo sin ir a esos lugares tuvo que pedir ayuda a la servidumbre.

En fin, lo mejor de esas fiestas era sin duda la comida, y si podía vivir pegado a la mesa del banquete mejor, siendo en extremo positivo con suerte encontraría una linda dama, o un joven delicado de los que secretamente gustaba también. Llegó en su carruaje mirando la pomposa mansión, tenía que ser ese Darcy, era curioso, los ingleses siempre eran tan elegantes incluso sin querer serlo, poseían modales muchísimo más finos que los parisinos, eso lo debía de reconocer, de que menos eran más limpios.

Suspiró, se armó de valor y bajó con esa pose de duro aventurero que no podía ocultar, siempre llevaba espada a la cintura así que la empuñó con orgullo mientras caminaba hacia la gran entrada y saludaba a un par de conocidos en el camino más por educación que por ganas, al ver a los Armengaud por ahí y a los Domecq se preguntó si Amour ya vendría en camino, con su amigo allí mínimo las cosas se tornarían más interesantes, si aún no había llegado seguro que no tardaría... o eso esperaba, le había prometido asistir al rededor de esas horas para matar juntos el aburrimiento.

Spoiler:

por **Bruno Bergeron** Miér Oct 19, 2016 10:33 pm

Bruno ya llevaba un par de copas, fingía que hablaba de manera vivaz con una joven mujer que al parecer estaba muy entretenida con el hecho de que él era inquisidor.

-¿No se siente usted como un héroe, Monsieur Bergeron? -Bruno se sintió confundido por un momento, ¿había escuchado bien? En efecto, los desmembramientos y las empalaciones lo hacían sentirse como todo un Aquiles.

Sonrió moderadamente para no hacer visible la gracia que le ocasionaba. -Madame, yo sólo hago mi trabajo...servir a Dios y hacer de París un lugar mejor -comentó con modestia perfectamente fingida mientras desviaba por un momento la mirada hacia Alexander, charlaba muy entretenido y al parecer todo estaba en orden, aunque había seguridad en aquella mansión, no podían fiarse de nadie, las cosas aún no se calmaban del todo después de la muerte de Ayrton. Esa era la única razón por la que estaba en ese lugar de charla superflua y perfumes hostigantes...si Amour no llegaba pronto en verdad iba a ser todo un fastidio, ni siquiera Dion estaba ahí, para alimentar su plática sobre las novedades en el arte.

Afiló la mirada en cuanto vio entrar a aquél sujeto, no creyendo que se tratara de él...lucía tan diferente...¡Hasta se había bañado! ¿Quén había sido capaz de civilizar a Diègue Rosseau? Por un momento pensó en acercarse a saludar, pero desistió de inmediato al saber que no sería capaz de mantener la seriedad frente a él y se ganaría un puñetazo -o al menos un intento de-, así que continuó dentro de aquella conversación tan banal.

por **Matthew Darcy** Jue Oct 20, 2016 11:39 pm

James T. Lindsay escribió:-¡Jaja! Por favor Matt, otra vez estás exagerando y haciendo un sobre-análisis, ¡Todo tiene que salir bien! ¿Qué podría salir mal?-

Rodó levemente los ojos por ese diálogo y mil y un teorías una peor que la anterior cruzaron por su cabeza casi a la vez lo que le hizo suspirar e intentar reponerse un tanto, tenía que controlarse, intentar quitarse ese prejuicio de "Esposa de James" por un rato, con una seña con el índice atrajo a un siervo que le sirvió otra copa llena de vino y la bebió al hilo de nuevo.

James T. Lindsay escribió:-Gracias, estoy enterado...-

Negó ligeramente y pintó una sonrisa juguetona mientras suspiraba -Eres un caso perdido ¿Para qué me molesto?- Comentó arqueando una ceja y ladeando un poco la cabeza. Ya no se quejaría más... durante ese momento, obviamente tenía material para echar al techo y no había ni empezado no quería imaginar cuando fueran llegando los invitados, sólo rogaba a todo lo sagrado que se comportaran los invitados a la altura de las circunstancias.

James T. Lindsay escribió:-Pero, quizá tienes razón en algo, tenemos que ser muy cuidadosos...¿Me entiendes?...esta gente es muy delicada, no aceptarán una "crítica constructiva"...-

-¿Acaso estoy detectando alguna insinuación interlineada? Por favor, cuando la clase lo amerita estoy indiscutiblemente a la altura- Dijo con cierta vanidad en aquello y se acomodó las solapas del saco sólo para jugar apenas un poco con James para verlo sonreír de nuevo, le gustaba en verdad verle tan animado, sólo por eso es que se obligaba a sí mismo a afrontar ese incómodo momento en el que tenía que esforzarse por ser sociable y dolorosamente amable... dentro de lo posible siendo él. Ugh, al fin los primeros invitados pero sólo volteó con ese rostro serio e inmutable a escuchar ese apellido filoso "Armengaud", arqueó levemente una ceja y se propuso ser un cascabel, esa gente era de mucho cuidado, y si se les tenía contentos uno podía hacer prácticamente de todo en esa ciudad al parecer, además anhelaba ver a Marc de nuevo, y conocer a su prometida tal y como se había comentado anteriormente, aquellas cosas las había dicho en serio. Ante la emoción de James sólo le miró con cierta calidez y pintando una de esas sinceras sonrisas que eran sólo para él asintió a sus palabras como se le da la razón a un niño -Aquí vamos...- Dijo con cierto pesar y suspirando, armándose de valor mental, adoptando esa postura de caballero distinguido caminó erguido y orgulloso como un pavo real hacia la entrada con ese toque principezco en sus pasos.

Se mantuvo unos pasos atrás de James, después de todo quien los conocía era él, le agradó la manera animada en la que Alexander saludaba a su amigo, él mismo se sintió orgulloso de ser el más cercano a un hombre como él, hasta hinchó un poco más el pecho y mientras lo observaba detalladamente una inconsciente sonrisa se pintó lenta en sus labios. Intercambió un par de reverencias respetuosas con los dos caballeros y esperó a saludar a la dama sintiendo un suspenso entusiasta interesante... esa chica era demasiado preciosa, imposible de perfecta.

-¡Señor Darcy! Monsieur, al fin tenemos el placer de conocernos- Le saludó encantada Aimée ofreciéndole su dorso con delicadeza.

Matthew se inclinó delicadamente en una respetuosa reverencia y tomó su mano besándola con cuidado -Madame, es para mí un honor tenerla en esta, su casa-

-Muchas gracias. Oh mi Marc me contó de su amable invitación a venir cuando queramos, debe tener cuidado o le tomaré la palabra-

-Pero si ese es el caso espero que eso ocurra pronto, este puede ser el agradable comienzo de algo así, señorita. Es usted bienvenida aquí siempre que quiera, ya se lo he dicho a su prometido. Pero no se entretenga conmigo por favor, explore por ahí, le encantará todo lo que tenemos preparado- Comentó de nuevo sintiéndose hipnotizado por esos ojos claros y traviesos, esa boca carnosa, y sus cabellos tan rubios que casi eran blancos, la piel tan blanca como el mármol... los griegos hubieran llorado ante tal perfil y esa cintura de avispa... no podía seguir, pese a que le mareó su delicado aroma, y esos modales impecables pudo disimular su deslumbramiento perfectamente mostrándose de lo más respetuoso, percibió en ella gran calidez hacia él, una que le obligaba a ser amable. Intercambiaron una última reverencia y la chica dio una lenta vuelta para continuar su camino por ahí.

Matthew se quedó inmóvil por un momento mientras observaba cuidadosamente a su alrededor para rectificar todo, pero lucía excelente, esperaba complacer a sus invitados, la hora de llegada había comenzado así que a partir de ese momento debía permanecer como buen anfitrión recibiendo a un par para después perderse en algún rincón a alcoholizarse discretamente. El plan sonaba perfecto hasta que llegó alguien en particular...

Sus pupilas se dilataron al ver quién había entrado al gran salón, le repasó y su corazón se aceleró, perdió el hilo completamente de la conversación que respetuosamente escuchaba a distancia entre Alexander, Aimée y James, oh por Dios, ¡Por todo lo sagrado! ¡Ese hombre se acercaba! ¡Era él! Su boca se secó y sus manos se pusieron heladas, mientras no podía dejar de mirarlo como si fuera una aparición.

Valdimar Stefánsson escribió:-Ustedes deben ser James Lindsay y Mathew Darcy.-

Cuando se adentró así a rescatarlo de lo rutinario que era intercambiar un par de palabras estrechó su mano aún algo paralizado y le miró con inmensa admiración encapsulada muy en su interior -Monsieur Stefánsson- Pronunció sólo Dios sabe cómo y dejó que terminara de saludar a los demás apartándose ligeramente para poder hablar más cómodamente con él cuando volvió a mirarlo sudó frío, ese acento nórdico era tan... ¡tan! ¡No había palabras para describir su emoción interna! De ser mujer hubiera hasta gritado del entusiasmo pero por ser él como era, tan retraído y solemne sólo se limitaba a mirarlo con chispeante admiración en sus claros ojos brillantes. Atinó a una risa nerviosa bajando la mirada por ese primer comentario y volvió a mirarle -Usted no necesita una presentación en esta mansión, monsieur. Es un gran honor tenerle aquí, m-me declaro un fanático total de su impecable trabajo- Dijo suspirando para calmarse un poco sin poder eliminar su sonrisa mientras hablaba, sintió el brazo cómplice de su amigo en sus costillas y sólo le lanzó una mirada fugaz que denotaba su sentir actual, estaba muy feliz de que Valdimar hubiera decidido asistir al baile, él había mandado la invitación con una pequeña esperanza (rara en él), muy en el fondo deseaba que asistiera, imaginó que probablemente por el tipo de evento quizá decidiera descartarlo pero ¡Allí estaba! Se llevó una mano a la frente, jamás hubiera esperado tener que verse obligado a hablar con él al fin, estaba algo avergonzado de no poder evitar "fanatiquear" en público.

Con su posición Darcy hubiera podido conocerlo desde antes pero siempre evitaba hacerlo por evadir esa situación de sentimientos contenidos en extremo que justo ahora enfrentaba, no sabía qué hacer, estaba en verdad muy entusiasmado, sintió que estallaría -No puedo quedarme sin decirle lo que pienso- Comentó con ferviente inspiración y le señaló con la mano extendida -Usted revolucionó el arte en escena, señor, yo adoro el teatro con toda mi alma, y me temo que por eso pese al corto tiempo que usted tiene en el cargo aquí en París, ya me conoce parte de su elenco. Anteriormente yo tenía tantas quejas al respecto, pero como un milagro del cielo, el teatro al fin cayó en excelentes manos- Le dijo de todo corazón manteniendo toda la compostura de la que fue capaz en ese momento, cosa que era sumamente muy difícil.

James T. Lindsay escribió:-Es un honor conocerlo, permítame elogiar el gran trabajo que ha hecho con el arte dramático de París, mi amigo y yo somos grandes devotos de sus funciones...nos complace mucho que haya decidido acompañarnos hoy...¡Bienvenido! espero que haya traído su máscara para la dinámica de hoy, de lo contrario mis siervos tienen toda clase de variedad para que pueda escoger alguna...Dígame ¿Vino solo esta noche?-

Darcy dejó un espacio para James y después dirigió una mirada enormemente esperanzada, James le hizo pensar en eso ¡Era verdad! Habían mandado un par de invitaciones más para los actores y actrices, quizá Valdimar supiera algo de ello ¡Sería magnífico! Pero igual sino, honestamente Darcy tenía muchísimo ya teniendo al señor Stéffanson justo frente a él.

por **Amour Brice** Vie Oct 21, 2016 2:14 am

Había sido toda una odisea organizar a sus sobrinos para asistir a tal evento, Dios sabía que sólo asistía porque Alexander se lo pedía pero ni por Diègue, ni siquiera por Bruno le causaba tanta inquietud asistir. No era muy bueno asistiendo a reuniones ajenas, cuando él las organizaba era diferente, como anfitrión Amour Brice era un encanto, pero como invitado podía llegar a ser juzgado como odioso, y es que en efecto lo era.

En fin, de alguna manera su consuelo es que por lo menos conocía a la mayoría de los invitados, y con suerte se divertiría inapropiadamente con Bruno. Primero aquella idea le pasó como cualquier cosa por la cabeza, no era una idea nueva porque siempre la tenía en mente, honestamente seguía sin ánimos de ir con todo y eso, hasta que dos días antes del evento algo extraordinario pasó, cuando fue a comprar las máscaras venecianas a una tienda muy prestigiosa por ahí descubrió... una máscara de gato, así hecha de cuero con orificios respectivos para cubrir parcialmente el rostro. La idea secretamente le excitó tanto que tuvo que adquirir de modo confidencial tal tesoro, se pensó siendo follado con esa cosa puesta y algo extraño y enfermo afloró en él, casi pudo ver a Bruno disfrutando de la idea antes de exponerla siquiera.

En fin, obviamente tenía una máscara veneciana común y corriente que era negra y de corte elegante, cuando comenzara a anochecer estaría listo, ansiaba asegurarse de que el ambiente estaba tranquilo para poder perderse por ahí con Bruno... además venía Marc, no era como que ese día estuvieran solos con ese trabajo. Fue espantoso tener que arrear a sus sobrinos dentro del carruaje para que no se les hiciera más tarde: Gabriel odiaba las reuniones, Tiffany siempre se tardaba siglos para arreglarse y decidir el vestido que llevaría.

Él no es por que quisiera llamar mucho la atención pero eligió que su vestimenta fuera de color verde esmeralda, con adornos dorados, sí, era un color que le quedaba y además gustaba de la cara de bobo de Bruno cuando usaba un color "inédito". Fue el primero en bajar del carruaje, los Brice eran una familia poderosa y respetada de la nobleza incluso ahora que se había visto tan "reducida", apenas entró al gran salón con ese caminar único y soberbio las miradas discretas de las mujeres no se hicieron esperar, se acercó a saludar respetuosamente a los anfitriones apenas si cruzando un par de palabras, al hombre con quien conversaban pese a no conocerlo y apenas hizo acto de presencia con Alexander saludó a los Domecq con un leve asentimiento cortés para anunciar -Si me disculpas, Alex, voy a estar de aquel lado- Informó con una mirada que entre líneas indicaba que obviamente iría a saludar a ese bobo de Bruno, luego buscaría a Diègue, que por ahora no veía por ningún lado, en realidad su mirada ya había pasado por donde él estaba varias veces pero debido al drástico cambio de look no lo reconoció.

-Señorita ¿Me disculpa un momento?- Comentó a la mujer con la que conversaba el castaño y lo tomó del brazo para alejarlo un tanto de allí -Oh disculpa ¿Interrumpí algo importante?- Dijo con sorna, obviamente en su semblante notó que se aburría incluso desde lejos.

por **Valdimar Stefánsson** Sáb Oct 22, 2016 1:18 am

Ciertamente, Valdimar no se esperaba un entusiasmo como ese. Tras escuchar a ambos hablar por separado por fin pudo identificar quién era quién, y al parecer el que mostraba la mayor emoción por su presencia era el señor Darcy. Los halagos eran maravillosos, se sentía orgulloso cuando la gente hablaba bien de su trabajo, y aunque solía ser presuntuoso, en realidad solo se consideraba un humilde servidor del arte. Que le reconocieran de esa manera en esa ciudad era un logro que le conmovía en lo más profundo de su pequeño y triste corazón. - Monsieur Darcy, es un placer y un honor escuchar esas palabras de usted. No estaba equivocado al suponerlo un amante del arte.- Por fin sonrió ampliamente mostrando los dientes.

Miró luego a James manteniendo esa sonrisa. - El placer es todo mío, monsieur. Es satisfactorio conocer a dos personas tan distinguidas que gustan de mi trabajo.- Hizo una reverencia educada a modo de agradecimiento. - La traigo guardada, muchas gracias por la cortesía. Eh... Vine por cuenta propia, pero supe que algunos de mis actores habían sido invitados también, no pararon de hablar de eso toda la semana, ¿saben? Probablemente lleguen en el transcurso de la noche, no creo que mis actrices, sobre todo, quieran perderse la oportunidad de platicar con usted, monsieur Darcy.- Negó ligeramente con la cabeza un poco divertido de la imagen mental. - Una disculpa de antemano si se emocionan demás, a veces son un poco impulsivas, pero son todas buenas muchachas.- Por supuesto, le guardaba cariño a todos los miembros de su compañía, eran como su nueva familia.

Al final dirigió su atención a Matthew, era quien más le interesaba. Mostraba un interés tan grande por el teatro que era inevitable para él sentirse tentado a entablar una conversación. - Monsieur Darcy, ¿me acompañaría por una copa de vino? Quisiera conversar un poco más con usted. ¿Cómo es que no habíamos hablado antes?

por **Gabriel Brice** Sáb Oct 22, 2016 3:03 am

Oh, no, una fiesta... Era terrible, ¡horrible! Estaba siendo forzado a asistir a la presuntuosa fiesta en la mansión Darcy. Él odiaba cualquier evento de ese tipo, porque implicaba contacto social, y odiaba tener que socializar con el mundo, sobretodo con ese círculo al que pertenecía, la "alta sociedad". No solo tendría que toparse con gente común, también asistirían los odiosos amnigos inquisidores de su tío, y eso era terrible. ¿A dónde huiría? Cuando las fiestas eran en la mansión al menos podía correr a esconderse en la biblioteca o de lleno a su habitación, pero en mansión ajena estaba condenado a dar la cara toda la aburrida noche. Probablemente se ocultaría en un rincón fingiendo beber lo que fuera. Ese sonaba a un buen plan.

No demoraron en llegar, él iba vestido un poco más discreto, con un traje negro, la camisa manga larga de un verde oscuro y el pañuelo de un verde más claro y llamativo atado al cuello. Le resaltaba los ojos de maravilla. Se había rasurado para aliñarse la escasa barba y darle forma. Llevaba consigo una máscara del mismo color que su pañuelo, con varios detalles que brillaban y propiciaban al misterio. Al momento de bajar de la carroza hizo gala de sus impecables modales, entrando con la cabeza alta dando el porte digno de un Brice, asemejando la silueta de su padre biológico, Cherì. Usó los modales necesarios para saludar a los conocidos de Amour sin salir huyendo del lugar, y finalmente se alejó con discreción intentando desaparecer en algún lugar, pero todo se veía concurrido a pesar de estar empezando la fiesta, o al menos eso le parecía a él. echó un rápido vistazo a su alrededor, y a lo lejos divisó una silueta alta e imponente. ¿Era acaso el director del teatro? Sus ojos brillaron, Gabriel era aficionado del arte, y le gustaba el trabajo de ese hombre extranjero. Pretendió acercarse a él y escuchar de lejos la conversación que podría estar teniendo con el otro hombre que le acompañana, pero en su intento de ser sigiloso más bien fue torpe, y chocó con un cuerpo grande y robusto. - ¡Discúlpeme, monsieur! No fue mi intención...- Habló intentando no tener un ataque de nervios, pero en lugar de eso sus ojos se abrieron como platos cuando después de varios segundos reconció el rostro familiar. - ... ¿Monsieur Rousseau?- Preguntó aún con cierta duda. ¿Realmente era él? Se le veía tan elegante, tan distinto... Pero no perdía ese porte intrépido. Era increíble.

por **Alexander L. Armengaud** Vie Oct 28, 2016 12:38 am

Se estaba preocupando bastante porque Dion no se aparecía, ¿De verdad se habría molestado tanto? Él sólo había dado la opción del internado para Sophie como una amigable sugerencia... Es decir, obviamente se iba a hacer lo que él decía pero lo había intentado presentar como algo que estaba pensando para el bien de ambos y de la niña misma y es que de alguna manera lo era. Comenzaba a tener más paranoia que de costumbre, después de lo de Ayrton las cosas en el consejo le intrigaban mucho en verdad, no podía perder de vista a esos malditos, pudieran querer deshacerse de él, aunque aparentaban estar a gusto con su trabajo siempre se debía estar alerta, no quería que le pasara nada a esa niña... parte de aquella decisión era por eso pero jamás lo admitiría así de buenas a primeras, prefería que Dion lo odiara un par de días, después de todo el ojiverde algún día lo entendería, porque después de todo él siempre terminaba entendiéndolo incluso antes que él mismo. Era algo difícil de explicar... aunque quisiera estar en el ahora de esa reunión su pensamiento volaba constantemente hacia su ángel. Tomó una copa de vino y junto con Aimée se apartaron de repente de los otros nobles.

-Qué desfachatez de ese tal Brice abandonarnos aquí para irse a loquear con monsieur Bergeron-

-Déjalos, tienen asuntos pendientes...- Ambos intercambiaron una sonrisa cómplice que se dibujó casi idéntica en ambos y lanzaron una mirada al frente.

La rubia echó su cabello a un lado con cierta soberbia -Vendrá-

-¿Qué?-

-¡Oh Alex por favor!- Comentó la rubia con cierta sorna.

-Ya, pues... él sabrá, yo no puedo estar molesto con él así que...- Se alzó de hombros y se bebió completa la copa de vino tragándose con esto la incertidumbre que le invadió de repente.

por **Tiffany Brice** Dom Nov 06, 2016 8:57 pm

Tiffany descendió del carruaje en segundo lugar y estaba completamente exquisita, llevaba un vestido como de ensueño, plateado lustroso, ceñido a su escote, sin tirantes, con una falda muy amplia con cientos de pliegues, estaba hermosísima con el cabello peinado en un elegante recogido y unos largos pendientes de cristal como candelabros, por supuesto que el antifaz que usaría también era una excentricidad con diamantes genuinos y con plumas de una exótica ave invernal, cosidas en un extremo. Por cosas como esa siempre se jactaba diciendo que ella sí sabía como utilizar la fortuna con la que contaba la familia.

Spoiler:

Robaba las miradas inevitablemente al pasar pero ella mantenía esa expresión altiva en su rostro y esos ojos azules llenos de un misterio malicioso de cuando estaba tramando algo; sabía que los dos "hombres de la casa" en ese lugar, eran muy ricos y de muy buena posición, por eso casi estaba dando saltitos de gusto al poder conocerlos tan de cerca.

Entraron en el salón mientras ella estaba prendada del brazo de Gabriel, caminando con gracia y porte soberbio, únicamente dignos de los Brice
-Trata de no arruinar la noche con tus "mojigaterías" , hermanito- Comentó sin mirarlo, luciendo su sonrisa ante el caballero que se acercaba hacia ellos directamente, lo reconoció, nadie menos que el nuevo Capitán de la guardia real en persona.

Soltó a su hermano dándole un leve empujonsito para que se esfumara de inmediato y le ofreció su manita enguantada al caballero -Es un placer al fin poder conocerlo, monsieur...- Batiendo sus pestañas con coquetería muy bien disimulada y ensayada. -Este lugar está realmente espléndido, como un cuento de hadas...- Comentó con un aire inocente completamente ajeno a su verdadero y malévolo interior.

por **James T. Lindsay** Dom Nov 06, 2016 9:15 pm

James escuchó a Valdimar y negó levemente con la cabeza -¡Ni hablar! el honor es todo nuestro Monsieur, qué buenas noticias escuchar que les entusiasmó la idea de venir esta noche y que muy probablemente tendremos el placer de convivir con alguna de sus exquisitas damas...- La deslumbrante sonrisa de James permanecía en sus labios todo el tiempo pero le dejó a Matthew toda la atención del dramaturgo en cuanto vio que llegaban los Brice -Si me disculpa...por favor disfrute la noche- Le dedicó una leve reverencia al Director y una sonrisita cómplice a su amigo antes de acercarse a los recién llegados.

-Bienvenidos...- Les dijo a los tres Brice que al llegar estaban juntos y de pronto, sólo se encontraba ante la dama más resplandeciente de todo el lugar, aunque había un cierto aire peligroso en ella, era innegable su grado de belleza, con señoritas como ella y Aimée podía augurar una noche perfecta para que su amigo conociera muy buenas prospectas. Besó el dorso de su mano -Señorita Brice...qué placer recibir a su fina familia, nada me alegra más que le parezca adecuado el lugar, le aseguro que nos esmeramos en que fuese digno de su visita...- Dijo con su sonrisa de príncipe pero sin flirtear con ella directamente, realmente el Capitán no era así, tenía la intención de que Matthy conociera alguien, sin embargo él no estaba interesado, aún se encontraba un poco resentido por lo sucedido con la Señorita Bonacieux -Discúlpeme el atrevimiento pero luce usted muy bella esta noche...- Le aseguró con una leve reverencia respetuosa.

por **Bruno Bergeron** Miér Nov 09, 2016 10:00 pm

Bruno escrutó a Amour a detalle mientras avanzaba hacia él y fingía estar atento a la conversación, definitivamente habían sacado al inquisidor de los sueños más húmedos y perversos de Bruno, lucía extremadamente exquisito; en efecto tenía razón con aquello de que cualquier color le sentaba bien.

-Ya sabes que amo las adulaciones y a las fanáticas religiosas... -Respondió con sarcasmo mientras se inclinaba en un saludo de corteses modales. -Pensé que no vendrías…no estabas muy contento con la idea -en realidad lo único que esperaba era él, ya comenzaba a mentalizarse sobre morir de aburrimiento.

-¿Empezamos bien, con una copa? -lo invitó en un sutil flirteo. -Escuché de buena fuente que le encargaron el vino a aquél tipo del bar, así que será bueno, pero en vasos caros- lo ostentoso del lugar le parecía de mal gusto, desconocía al anfitrión…quizá un provinciano "nuevo rico".

por **Dion Armengaud Leblanc** Miér Nov 09, 2016 10:32 pm

Dion bajó del carruaje con ese porte altivo que lo caracterizaba, usando botas de tacón y un atuendo nuevo, de tela fina hecho a la medida; el sastre había accedido a ir hasta la mansión a hacérselo y él y Aimée habían sacado provecho de ello. Llevaba un listón a tono que le recogía el cabello y el antifaz con incrustaciones doradas brillaba en su mano izquierda.

Por un momento había desistido de ir a la fiesta gracias a Alexander y sus caprichos reales que tenía en ocasiones, pero el Monseuir Darcy le parecía un sujeto muy refinado y le resultaba sumamente descortés despreciar su invitación. Pudo ver a lo lejos a Alexander pero fingió que no y no tardó nada en congraciarse con la nobleza parisina.

-Monseuir Armengaud me alegra tanto verlo, tengo una diligencia para usted…por favor, concédame el honor -el anciano le hablaba y cuyo apellido siempre olvidaba le suplicaba encarecidamente que le realizara un retrato a su bella hija, excepcional y delicada en palabras de aquél, Dion accedió sin problema, pero necesitaba una semana terminar "el proyectito" en el que estaba; no tenía idea de cómo había terminado por aceptar la descabellada idea de Bruno…lo creía realmente prendado pero jamás imaginó que tanto.

En algún momento de su conversación sintió la mirada afilada de Alexander y trataba de ser fuerte para no flaquear, entendía parte de la decisión de Alexander pero a la vez se encontraba molesto porque ni siquiera le había consultado nada...igual que aquella vez en la que Sophie había llegado a la mansión, así de buenas a primeras, lo malo es que ya se había encariñado con la pequeña y le resultaba difícil tener que separarse de ella de una forma tan abrupta.

por **Matthew Darcy** Jue Feb 02, 2017 12:21 am

Darcy miraba a Valdimar aún sin poder creerselo del todo, su voz era igual de grave que en escena, su porte elegante, esa mirada fría que le hacía empatizar... no es que le "gustara" tal cual pero la verdad es que su grado de admiración era demasiado como para guardar la calma. Cuando escuchó la respuesta respecto a los actores asintió con cierto entendimiento, comprendía que no tuvieran que andar juntos por todos lados, simplemente eran un equipo de trabajo y eso era lógico. Admiró el grado de profesionalismo al no relacionarse amorosamente con ninguno de los integrantes de su elenco. -Oh es curioso porque el que se sentirá honrado y emocionado de tenerles en casa soy yo- Comentó con una sonrisilla más discreta al sentirse alagado por esas palabras, era verdad, después de todo los actores y actrices muchas veces venían desde abajo, y era emocionante que se les haya invitado a un evento así, pero Darcy en cambio aunque era todo un conservador de las escalas sociales no veía mal invitar artistas, gente que divulgara la cultura era la que hacía falta y eso ya los ponía por encima de los demás sólo por eso.

James se retiró y Matthew rodó los ojos ante su entusiasmo con todos los invitados, relucía tan contento como un cascabel entre todos los distinguidos invitados, era adorable. Con facilidad volvió su atención a ese hombre y fue extraño ya que para Darcy era muy difícil entablar conversaciones de buenas a primeras, eso era un buen indicador. -¡Sería un honor, monsieur Stefánsson!- Aceptó rápidamente extendiendo la mano para darle el paso y que ambos se dirigieran a la barra de bebidas -Hoy tengo una buena selección de vinos y otras exóticas mezclas de licores importados que seguro llamarán su atención, pudiera ser que en medio de su trayectoria ya conozca algunos, tengo tremenda curiosidad- Comentó sin filtro alguno respecto a su pensamiento, se sentía orgulloso de esa barra porque él mismo había vigilado cuidadosamente lo que se iba a servir. -Si soy bien franco con usted había evitado un poco un roce directo con el personal del teatro, al principio intentando no quitarle esa "magia", me refiero a la percepción del arte en sí, de lo que hay representado en escena tal cual y no fijarme específicamente en actores, nombres y caras... pero hay de actores a actores sin duda, poco a poco usted me convenció de que era importante reconocer el trabajo de quienes se toman en serio su labor, saber los nombres de los que se distinguen sobre los demás es una buena garantía después de todo.- Dijo mientras llegaban justo frente a la barra y varios siervos de la mansión Darcy atendían con impecables modales, al ver al anfitrión inmediatamente se aproximó uno de ellos en espera de lo que fuera a decir el señor de la casa. -Dos copas de vino de mi cosecha más antigua, especiado y con un toque de miel- Sí tal cual lo bebían los antiguos griegos, estaba seguro que el guiño cultural no pasaría desapercibido.

por **Amour Brice** Vie Feb 03, 2017 2:41 pm

-Oh yo sé que sí, cariño- Lo molestó un poco palmeando su hombro con una sonrisa de sorna discreta, porque estaban en sociedad y no podía "perder tanto la compostura", bueno, al menos no ahora que iba empezando la reunión. Saludó con galantes y gráciles movimientos y esas facciones exquisitas que poco decían a los demás del cierto malestar que le daba tanta gente hueca en un mismo lugar, lanzándole una intensa mirada a Bruno sólo por tratarse de él asintió a su pregunta. -Nunca está de más una copa contigo- Agregó comenzando a caminar a su lado arqueando una ceja cuando captó hacia él ese elegante flirteo. -¡Oh la lá!- Rodó los ojos por el "dato curioso" en falsa sorpresa y continuó con una mirada juguetona -Al parecer se pueden hacer dinerales con un par de neuronas de más y alcohol en la sangre- Dijo obviamente insinuando que la clase alta estaba llena de idiotas, y es que así era, a comparación de ellos ese tipo sensual del bar era inteligente en demasía. -Bueno si eres guapo también se pueden lograr cosas, ejem...- Presumió llevándose una mano al pecho en un movimiento estilizado y después se rió bajo. -Curioso, tengo entendido que esas grandes divisiones con telas aquí y allá en el gran salón son para que no puedas ver "tan bien" a todos los invitados- Agregó bajando un poco las cejas -Ya me siento engañado con todas esas vestimentas raras, casi no reconozco a ninguno... pff pero las cosas se van a poner todavía más divertidas cuando nadie sepa un carajo de quién es quién y terminen fornicando con desconocidos- Agregó subiendo las cejas con un destello interesante en la mirada, una mujer que iba pasando junto a él cuando terminaba de decir eso le recorrió con la mirada de forma sugerente y Amour le guiñó un ojo volviendo a mirar a Bruno -Cuando me veas con mi precioso antifaz dirás "¡Oh! ¿Quién podrá ser ese apuesto caballero?"- Comentó en esos tonitos que hacía de ironía y sarcasmo manteniendo una sonrisa, tenía ganas de tontear un poco con el otro, es decir siempre tenía pero ese día pese a todo pronóstico venía más animado que de costumbre por la maravilla que ocultaba en su bolsillo, además así hacía tiempo para que Bruno ordenara el vino con miel que a él le gustaba.

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El gran baile [Nobleza]

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