Jack Roux || Pirata

La infancia de Jack es un difuso caleidoscopio de posiciones sexuales sin mucho sentido, lo poco que recuerda es haber estado en extrema miseria, su madre se dedicaba a ser cortesana y cuando él era pequeño recuerda ver desfilar rostros distintos en casa. De niño vivía en un asentamiento gitano y tuvo de "vecino" un pequeño pícaro llamado Adrien, ellos se hermanaron y apoyaron mucho en su difícil infancia. A los once años fue tiempo de separarse y se prometieron siempre perdurar su amistad, ya que se mudaría junto con su madre y su nuevo amante a Italia.

Llegando a esas nuevas tierras desconocidas Jack se crió en una casa pobre y carente prácticamente de todo, su madre casi nunca estaba y Jovan (el amante de su madre) era un alcohólico que de vez en cuando traía otros hombres a casa, ya fuera para él, o como "clientes" para su madre. Pero incluso a esta altura ya este tipo de cosas eran algo que Jack veía de forma natural, con apenas trece años ya nada le sorprendía. En aquella casa tan pobre él se ocupaba de la limpieza, la comida... Aburrido de esta situación comenzó a salir de noche a hurtadillas para sumergirse en las calles de Italia, y no ocupó de mucho esfuerzo para darse cuenta del increíble poder que tenía su belleza sobre cualquiera, comprendió de inmediato porqué su madre eligió su ocupación, él había heredado tal belleza y con apenas una mirada podía tener a quien quisiera, apenas logró su primer amorío con un apuesto hombre, no tuvo límites. Comenzó a enredarse con todo cuanto pudo, siempre recuperando algo de dinero por medio de la persuasión y carisma, su habilidad fue creciendo con los años, se volvió una máquina de seducción al borde de nunca gastar un sólo céntimo en sus vicios y diversiones.

Llegó un momento en el que se olvidó de su madre, y cuando la nostalgia le atacó fue dos años después, volvió a casa de Jovan sólo para enterarse de que ella había enfermado gravemente y había sido abandonada por él en un sucio hospital italiano en el que probablemente moriría pronto, se apresuró para verla, habló con ella durante un par de días, los más valiosos con esa mujer siempre tan impersonal. Pese a su enfermedad todos los días se esforzaba por lucir hermosa, se peinaba y maquillaba todos los días, cambiaba sus vestidos, no toleraba ayuda alguna. Las palabras que más le influenciaron las dijo a su hijo en su lecho de muerte "No seas como yo y sal de aquí, con el poder que tienes sobre las personas puedes lograr lo que quieras. No lo desperdicies en estos sucios italianos, vuelve a París por mí..." Esas palabras se grabaron intactas en su mente, después de decir eso le miró a los ojos fijamente y le hizo la petición más difícil de toda su vida "Mátame..." Aún puede ver esa mirada decidida en densas pesadillas, su madre sufría gran dolor en verdad y entre más días pasaban sólo empeoraba, aunque los doctores querían aminorar su sufrimiento con hierbas ella se negaba a la supuesta medicina porque eso significaría perder el sentido de dónde estaba. Entonces Jack decidió conceder su deseo, con una mirada concedió en silencio y aunque le dolió el corazón supo que era lo correcto, prefirió que terminara así de una buena vez por sus propias manos, sin la incertidumbre de preguntarse si sufriría más, si la vería perder totalmente su gracia, sin saber si realmente estaba muerta, no habría duda alguna después de ello y precisamente porque la conocía y la amaba más de lo que dejaba ver se levantó de donde estaba y sin dejar de mirarla con lastimoso afecto y sacando la daga que traía siempre a la cintura la abrazó contra sí como si fuera un conejo delicado y golpeó su nuca con la fuerza suficiente para matarla intentando evitarle todo sufrimiento, tan débil estaba su madre que sucumbió al instante y se desvaneció por completo, la aferró con fuerza entre sus brazos mientras miraba una ventana, se sintió triste pero no pudo llorar, ¿Por qué habría de hacerlo? Había tenido un final digno, y lucía tan hermosa aún muerta que esa idea le animó de nuevo, haría lo que ella había dicho, saldría de ese basurero, probaría suerte en otro lugar.

A los quince Jack era oficialmente huérfano, sin nada que le respaldara, tuvo que dejarla en el hospital lamentando que seguro la llevarían a la fosa común. Pero si se quedaba más tiempo las deudas de ambos lo enviarían tras las rejas. Escapó de allí ese día y viajó sin tener idea alguna de su objetivo, sólo buscaría una valiosa oportunidad, en este lapso se refugió en el sexo, el alcohol y rodó sin sentido, durmió en puentes, recovecos olvidados en los callejones, camas ajenas cuando era suertudo y cada día más desesperado y queriendo en verdad alejarse de Italia se propuso llegar a España y la forma más rápida era por barco, aunque nunca había viajado en uno la posibilidad de buscar una embarcación estaba en su mente. Cabe resaltar que cuando esa idea se metió en la mente aún estaba muy lejos de la costa casi con las fronteras de Milán. No supo exactamente cómo es que en su viaje al fin llegó a la costa y apenas lo vio se enamoró del mar, con tal intensidad que deseó poseerlo, dominar sus aguas por lo menos un tiempo. Buscó la manera de añadirse a la tripulación de algún barco y justo cuando al fin le aceptaron en uno con destino a Granada apenas con un par de días navegando hubo muy mal clima y su barco naufragó, Jack sobrevivió flotando en un bote a la deriva por un tiempo indefinido y como un milagro un barco le rescató, hombres que venían de Hungría y que hablaban un idioma que él desconocía completamente, cuidaron de que sobreviviera y apenas estuvo mejor lo esclavizaron en aquel barco y le obligaron a trabajos pesados durante un par de años en los que aprendió algo de húngaro y comenzó a agradarle en más de un sentido al Capitán, aprendió mucho sobre barcos, todo funcionamiento ya que fue ascendiendo apenas tuvo al pez gordo en la bolsa y poco a poco su trabajo fue siendo más sencillo, de repente ya tenía hombres a su cargo, su puesto era bueno en la tripulación y pese a tener más oportunidad de escapar sin darse cuenta se había enamorado de esa vida, del mar, de ese barco. Deicidio que no quería seguir en calidad de esclavo, aunque tenía privilegios era cada vez más complicado mantener a raya a la tripulación, la mitad se acostaba con él en su tiempo libre. Por lo que una vez llegaron a una costa en Venecia se largó sin dudar y prendió fuego al barco, quizá se haría de enemigos a futuro pero la venganza salió bien por tanto tiempo allí, ya habían pasado tres años, él tenía diecinueve cuando se libró de aquella situación.

Nuevamente comenzó a buscar trabajo en la costa y encontró un comerciante anciano francés que aunque no ofrecía mucha paga tenía una linda embarcación en la que prometió llegarían seguros hasta España (donde Jack quería llegar), costearían por toda Italia y Francia, pues tenía una pequeña red de mercaderes que como él se dedicaban a comercializar con vinos y ron de excelente calidad. Jack aceptó el trabajo y de repente le bastaron un par de meses para ganarse la confianza del anciano y dueño: Raymond Dufayel, no había nada que Jack no pudiera hacer y aunque siempre tendía a abusar del alcohol y los hombres nunca se le iba un negocio, su personalidad y belleza lograban que Jack cerrara tratos con gran facilidad, y con apenas un año allí el señor Dufayel ya le consideraba como el hijo estrella y apoyo que siempre quiso.

Tres años pasaron en total y una feliz estabilidad en su vida al fin se respiraba, fue entonces cuando a los veintidós años conoció a un joven rebelde llamado Jean Pierre Montagne, un pequeño pillo que le recordó a sí mismo con sólo mirarle. Pidió trabajo en la embarcación y con una apariencia así Jack no pudo negárselo, al principio tuvo otras intenciones con el chiquillo, pero después se dio cuenta de que por tener personalidades parecidas, pese a la diferencia de edad eran totalmente incompatibles, por lo que aceptando esta realidad sin darse cuenta el chiquillo se había vuelto su pupilo estrella. Le enseñó todas sus técnicas de conquista y así recorrieron juntos una buena parte del mundo, entre sus acostumbrados excesos y encuentros de una sola noche con jóvenes diferentes de los lugares que visitaban, Jack Roux perdió la noción del tiempo, el negocio iba viento en popa y su afecto hacia Jean creció en secreto. Se pensaba que Jack no tenía corazón pero esa teoría era equivocada, en realidad nunca había aparecido una persona apropiada para depositar del todo su confianza como ahora, Jean era más que ideal para ello y aunque nunca se lo dijo dejó entre líneas que siempre se tendrían como un mutuo apoyo en caso de tener algún problema grave. Eran tan similares que los sentimentalismos no les venían para nada pero sí los fuertes lazos de amistad que no se rompieron ni después de un terrible problema generado por haberse acostado y estafado a las personas equivocadas en un pueblo de Italia ambos tuvieron que huir y Jack sólo pudo aferrarse a confiar en que Jean estaba bien y volverían a verse. Le dolió mucho su separación y sin poder asimilar aquello sólo se prometió siempre tenerle en la mira, logrando por medio de informantes en Francia saber sobre él de nuevo y también de su viejo amigo Adrien, pensar en París le recordaba a la infancia que había dejado atrás y le mataba la curiosidad por saber...

En ese tiempo Adrien le envió una carta bastante divertida en la que intentaba resumir su vida en esos años, la última vez que se vieron el pequeño pillo tenía siete, era obvio que todo cambiara, lo importante es que aún le tenía afecto y le contaba de un tal Ayrton que era el hombre con el que llevaba una relación accidentada que no apuntaba a terminar bien, le expresó unas cuantas novedades de la sociedad gitana actual en París que movieron su ánimo de volver pero estaba tan enamorado del mar que recién se planteó la manera de volver y seguir en una embarcación, las posibilidades en su cabeza no eran muchas y eso le hizo repasar la situación... Para este tiempo las cosas en el negocio comenzaron a decaer, Jack comenzó a volverse mucho más descuidado en sus deberes, se bebía el alcohol de la embarcación, hombres diferentes le buscaban en la costa para hacerle escándalos que asustaban a los clientes, y estaba a veces demasiado ebrio para querer moverse, estos problemas provocaron que el señor Dufayel le expulsara de sus negocios, y Jack enfurecido y alcoholizado lo mandó al diablo y pelearon acabando en muy malos términos. Cuando esto pasó lo abandonaron en las costas de Hamburgo, asustado por sus fantasmas del pasado aunados con este nuevo problema comenzó a recorrer sin rumbo el lugar sin apartarse mucho de la costa en ese lapso encontró un par de gitanos húngaros por ahí, entre ellos a un chico llamado Lucien que le ayudó a conectar con varios más y gracias a que dominaba el idioma fue fácil hablar con ellos. Estos gitanos venían huyendo de sus tierras debido a los problemas políticos en Bohemia, y entonces tuvo una idea tan mala como buena según el punto de vista, pero igual decidió proponerles su plan: Robar una embarcación que él conocía bien para así escapar lejos de allí a París por el río Sena donde sabía de buena fuente que era una época próspera para los gitanos.

El robo fue sencillo, Jack tenía mucho tiempo trabajando para ellos y conocía los horarios en los que desembarcaban, cuando terminaron de bajar mercancía fue cuando atacaron y se hicieron del barco, ninguno allí había estado en el mar, sólo él por lo que fue denominado el "Capitán Roux". Navegaron por la costa y se fueron al río Sena que navegaron con paciencia hasta toparse con la imponente iglesia de Notre Dame, Jack tenía gratos recuerdos de niño en ese sitio, recordaba ir siempre a ese sitio con su madre, que era muy devota a Nuestra Señora de París y quizá él muy en su interior le tenía cierto afecto, decidió bajar allí, pidió a los gitanos que obtuvieran algo de dinero, que conectaran con los gitanos franceses y apenas entró a la catedral se topó de frente con Adrien, encantado de tener a su hermano de vuelta el ahora Rey Gitano le dio una tremenda bienvenida vivieron juntos en La Corte de los Milagros al rededor año y medio, Jack se sació de todos los hombres que quiso, bebió y folló, se divirtieron en grande, quizá tuvieron momentos íntimos pero aquello era tan natural en ambos que para nada cambió las cosas, su amor de hermanos seguía allí tan latente como siempre, una vez recuperado y que los gitanos húngaros a su cargo ya se habían logrado instalar y apegar a su nuevo rey, llegó el tiempo de partir de nuevo, Jack era un hombre que no podía permanecer en un mismo sitio.

Adrien llegó a un trato con él y le pidió ser su distribuidor por Francia, que siguiera transportando alcohol, opio y otros productos de modo que ganaran ambos, le consiguió otro par de embarcaciones y le reparó la suya a la que renombraron "Perle noire", le dejó reclutar gitanos para su tripulación y aceptando esta misión prometió no fallarle a su amigo. Ahora tenía una nueva motivación,servir al rey gitano que tanto le había logrado retribuir en poco tiempo, si Adrien necesitaba a Jack él siempre estaría allí, así que se convirtió en el distribuidor principal de alcohol y opio, disfrazando su negocio con dedicarse a las "telas finas" y así es como ha sobrevivido un tiempo, sin tocar tierra pero mandando informantes al Sena para tener al tanto a Adrien de la situación, todo ha ido de maravilla en ese negocio y ya lleva exactamente tres años encargándose de eso con cuantiosas ganancias, ya que ser pirata no es una ocupación precisamente lícita, tiene un escondrijo en el mediterráneo en el que asalta otras tripulaciones y roba mercancía para revenderla y ha formado alianzas con los otros gitanos húngaros. Todo iba de maravilla pero ahora Jack ha recibido una carta inquietante de parte de Esmeralda contándole lo mal que se encuentra su amigo... ahora Jack debe dirigirse de vuelta a París por el río Sena ¿Qué le deparará el destino ahora?