Sangre {Dion}

por **Alexander L. Armengaud** Lun Jun 17, 2013 5:32 am

Recuerdo del primer mensaje :

Caminó decidido entre los callejones de París y se detuvo de repente preguntándose… ¿Qué diablos haría ahora? Seguía lloviendo y nadie notó que Alexander comenzó a llorar, sollozó bajo en algo más parecido a un jadeo y se llevó una mano a la boca deslizándola lentamente hasta bajarla de nuevo. Entonces volvió su mirada a esa mano, aún le “dolía” por el golpe que le había dado a su ángel por culpa de ese maldito. Sin darse cuenta ni a dónde caminaba se había topado con pared, allí a un lado estaba una ventana, dio un golpe fuerte contra el cristal que se partió en pedazos hiriendo la mano de Alexander, no le importó, siguió tirando golpes contra la pared, después contra un par de barriles de agua que estaban acomodados en esa esquina escondida de la avenida principal y finalmente cuando su mano dejaba chorrear sangre de aquí y allá, herida de un modo terrorífico fue como pudo detenerse cayendo de sentón en el suelo por el impulso de uno de sus propios golpes contra los barriles, logró romper uno y el agua se salía a chorros a la ya húmeda tierra por la lluvia. Se quedó allí por un momento con el puño bien cerrado frente a él. Miraba fijamente las cosas que había roto. La ventana, el barril de agua y los trozos de pared que había logrado remover con sus golpes. Después de reaccionar de nuevo se levantó… Debía ir a casa…

Caminó trastabillando ligeramente hasta la casa, llegó ahora lleno de sangre, lodo, empapado, herido y para variar, aún ebrio. Aporreó la puerta con la mano herida y una de las sirvientas abrió mirando con horror el aspecto de su amo. Sin decir palabra esperó a que se metiera con ese lento caminar de “león apaleado” y la mujer cerró la puerta lentamente echando a correr en busca de Dion.

Alexander la vio alejarse entre la turbia lluvia y de repente su vista se nubló haciéndolo caer contra el lodo sin siquiera poder entrar por la puerta del recibidor, de había quedado a unos pasos de la puerta. Le dolió el golpe pero no se desmayó, sólo fue una de esas debilidades de cuando pierdes sangre pero aún no era lo suficientemente importante como para perder el conocimiento. Igual se quedó allí tirado un momento respirando lento y cerrando los ojos. A pesar de todo aún se sentía pésimo… y eso era decir poco.

por **Dion Armengaud Leblanc** Miér Sep 21, 2016 10:40 pm

Los gemidos de Alexander le indicaban que lo estaba haciendo de forma correcta, con una mano se apartó los mechones castaños del rostro para continuar con su esmerada tarea, delineando con sus delgados labios la gruesa extensión, al tiempo que comenzaba a tocarse sin poder reprimir el deseo que se había apoderado de él. Pudo sentir el cuerpo ajeno tensándose, anunciando lo inminente; contiene la respiración para no asfixiarse y en cuanto el líquido caliente recorre su boca se aparta un poco de él para tragarlo sin problemas. Un hilillo de semen le recorre la barbilla y esa es la visión que tiene Alexander antes de que Dion gatee obedientemente hasta él y lo bese lento.

Los sabores se mezclan y estallan en su boca haciéndolo excitarse aún más, su miembro comienza a gotear preseminal y no cree que pueda culminar sin tener un poco de atención. Se frota muy lentamente contra el cuerpo de Alexander porque sabe que está herido y no quiere agravar su condición con su lascivia.

por **Alexander L. Armengaud** Miér Oct 05, 2016 2:56 am

El sabor de su propio semen fue algo que le hizo ahogar un gruñido más en su boca, estaba mareado por ese orgasmo tan intenso, el que la boca de su ángel haya hecho ese magnífico trabajo le había excitado muchísimo, en verdad estaba satisfecho de sus locas ansias. Odió su condición al sentirlo tan excitado, jamás pasaría por alto la dureza ajena contra su cuerpo, separó un poco su boca de Dion y lamiendo de forma erótica los residuos de sí mismo en el rostro ajeno le dirigió una de esas miradas dominantes -De pie aquí, a un lado de mi cabeza...- Dijo intentando sonar firme pero aún estaba agitado. Gracias a las almohadas que mantenían su cabeza en alto tenía el ángulo perfecto para atender a Dion (con la mano buena) y de ser posible incluir su boca en el juego ya que estaba acostado casi a la orilla de la cama, sólo debía acomodarse un poco más hacia esta y podría hacerlo sin problemas.

Miró que el ojiverde hiciera caso y se posicionara donde le había dicho mientras él se acomodaba lentamente bien en la orilla y descubrió esa erección con delicadeza -Oh mi ángel... córrete sólo para mí...- Susurró atrayendo su cintura con brusquedad y pasando la lengua por toda la extensión con lentitud para después dirigirle una mirada peligrosa y comenzar a masturbarlo rápido y en un movimiento breve mientras sus labios y lengua se ocupaban de su hinchado glande que se asomaba en busca de atención, sabía que de esta manera no soportaría demasiado y quería tener ese sabor bendito en su boca, ya lo ansiaba.

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