Amor en el lecho Domecq [Aimèe]

por **Marc A. Domecq** Sáb Ene 11, 2014 12:56 am

Con pasos un poco erráticos, pero manteniéndose muy erguido para no perder su alta estirpe, entró en la gran mansión, iluminada por los candelabros de oro encendidos, colgando de los techos del recibidor y el pasillo. Subió las escaleras lentamente, para no tropezar, pues a pesar de las velas, la escalinata era engañosa. Todo estaba muy silencioso, como si no hubiera nadie en casa. Entró en la habitación de ambos y dejó a Aimée sobre la cama, la luz de la luna se colaba por la enorme ventana que tenía las cortinas descorridas. Tuvo que inclinarse sobre ella para dejarla recostada, pues seguía rodeando su cuello con sus pequeñas manos. Subió las rodillas a la cama para apoyarse y gentilmente deshizo su agarre, pero perdió el equilibrio un poco en ese momento y acorralando sus manos por instinto sobre el esponjoso cobertor, su rostro quedó a unos milímetros de el de ella. Con ojos de asombro se quedó inmóvil y pudo sentir su respiración acariciando su cara. Sus ojos azules recorrieron en silencio todas sus finas facciones, hasta llegar a sus labios carnosos. Sintió una atracción magnética llamando su boca hacia la suya y la besó en un casto roce. -Aimèe...- Le susurró cuando se alejó de sus labios, como recitando el título del poema más perfecto. -Ma belle aimèe...- Recitó nuevamente, rozando sus labios contra la comisura de su boca y descendiendo sobre su maxilar, no sentía culpa por estarse "aprovechando" del estado de ebriedad de la joven, debido a que ese mismo era el suyo. Sus manos soltaron las suyas lentamente y se deslizaron sobre sus brazos hasta sus codos y luego llegaron a sus hombros menuditos y a su pecho, se deslizaron hacia abajo sobre ese vestido tentador, que tenía el corset por enfrente. Sintió los cordones enlazados debajo de las palmas de sus manos y por puro instinto encontraron el nudo y empezaron a desatarlo muy sutilmente. Su boca volvió a besar la suya mientras tanto. Un deseo silencioso y muy intenso se fue apoderando de él, lentamente, a medida que iba tocándola, se reavivaba todo el tiempo que llevaba anhelando su cuerpo, venerándola como si de una musa se tratara, poseerla, era como poseer a una virgen benidta, ella era lo más sagrado en su vida y le gustaba esa sensación de pecar ansiando hacerla suya, era algo que lo tentaba de una forma sutil y desquiciante.

por **Aimée E. Domecq** Sáb Ene 11, 2014 1:45 am

Aimèe iba abrazada a él ya más despierta por eso de que tuvo que defender al cochero y darle las buenas noches, iba viendo el camino por donde subían pero también distrayéndose de vez en vez depositando besitos en su maxilar, cuando le dejó en la cama con esa delicadeza le dio ganas de abrazarlo más pero el otro quería apartarse por lo que comenzó a insistir -No, cariño, no te vayas...- Le musitó en ese tonito decaído por el alcohol, dejó escuchar una risita cuando cayó así sobre ella y se le perdió la mirada en esas orbes azules tan hermosas, comenzó a rozar sus labios con los ajenos poco a poquito gustando de que el otro dejara así el contacto, era tan tierno a veces... jadeó bajito al escuchar su nombre en los labios ajenos, ya estaba más que lista para él, estaba muy excitada ahora, comenzaba de nuevo a tener mucho calor y esa punzada en su vientre que se extendió hasta provocarle un mareo al sentir los labios ajenos quemando su piel -Ohh... Marc...- Tembló ligeramente al sentir esas manos sobre sus pechitos y cerró los ojos algo pudorosa al sentir que desamarraba el nudo de su corset, de haber sido alguien más ya le hubiera dado una golpiza y lo hubiera mandado al diablo, pero era Marc, ¡Su Marc le deseaba! Y él no pudo ser más feliz con ello, comenzaba a ponerse duro y eso era un problema, ahora le daba vergüenza esa reacción natural de su cuerpo, siempre había sido muy pudorosa como para tocarse a sí misma, le había sido más fácil hacerlo con damas en medio de la oscuridad cuando vestía de hombre a cazar fortuna pero porque no le conocían para nada, en cambio ese hombre le conocía y después de eso le conocería completamente. Comenzó a ponerse húmeda esa cavidad "extra" entre sus piernas y las juntó más comenzando a ponerse muy nerviosa, desvió la cabeza a un lado disfrutando de sus besos pese a ese nerviosismo, su ebriedad hacía que ese tipo de reacciones apenas si le inmutaran, las mandaba al diablo en cuanto llegaban a su cabeza, subió su falda todo lo que pudo mientras el otro abría su corset y tomó la mano de Marc guiándola entre sus piernas para que pudiera sentir los encajes coquetos de su ropa interior, dejó que los delineara con sus dedos aún guiando su mano y suspiró mientras cerraba los ojos y hacía que los dedos del otro se adentraran entre sus piernas sintiendo su semierección, pero no se detuvo, se obligó a abrir un poco las piernas para que uno de los dedos ajenos pudiera rozar esa cavidad que no se había atrevido a tocar ni ella misma... tembló y no dijo una palabra, dejó que el otro lo analizara, era mejor así, él decidiría si quería continuar después de saber eso, al fin ese secreto. Se sonrojó intentamente de tener la mano ajena allí, su lado femenino no estaba desarrollado en esos aspectos, había trabajado más en las bajas pasiones como hombre, pero aquello iba a ser tan nuevo para ella que no tenía idea de lo que pudiera pasar ahora, nunca había seguido adelante con nadie después de eso. Esperó con la respiración agitada sin atreverse a abrir los ojos ni decir palabra, subió una rodilla lenta y tímidamente para rozarse con la entrepierna del inquisidor causándole un choque eléctrico que se deslizó con rapidez por su columna haciéndole arquearse ligeramente en la cama.

por **Marc A. Domecq** Sáb Ene 11, 2014 2:25 am

Marc dejó que lo guiara y sintió como un estremecimiento electrizante le recorría toda la espina dorsal cuando sintió la textura de la ropa interior que llevaba, esos encajes que utilizaba le ponían a hervir la sangre, la verdad era que ya se habían toqueteado antes, pero digamos que nuca había logrado llegar tan lejos. Él mismo sintió su pulso acelerándose de golpe mientras las yemas de sus dedos recorrían la dureza que estaba adquiriendo, no era algo absolutamente nuevo para él el hecho de compartir la cama con alguien de su mismo sexo, su vida había tenido muchos altibajos y había sido muy salvaje en muchas ocasiones debido a sus constantes "cambios de humor" que solían ser absolutamente radicales. Pero su mano siguió deslizándose hacia abajo hasta rozarse con esa zona más húmeda y el tacto le pareció familiar, obviamente. Delineó más abajo esa cavidad y se sintió confundido, la miró mejor y notó que en efecto, seguía siendo ella, no estaba tan ebrio como para de pronto descubrir que se encontraba con alguien más. Identificó esa inquietud que la embargaba en sus facciones y de repente todo cobró sentido en su mente, aunque estaba entorpecida por el alcohol, aquel fue un descubrimiento demasiado significativo como para no haber reaccionado ante él. Permaneció quieto un momento, asimilando y luego simplemente extendió una sonrisa pícara y descarada. Palpó con adoración esa zona entre sus piernas con su mano mientras le robaba un profundo y más arrebatado beso, demostrándole así que no tenía problemas con ello y que incluso le agradaba más de la cuenta. -¡Mfh...!- Retrocedió un poquito por mero instinto cuando sintió su rodilla pegarse a su entrepierna, pero luego se acercó más a ella, buscando el contacto, pues su dureza se había incrementado bastante ante el hecho de poder tocarla así, su excitación se disparó de inmediato, alcanzando un nivel sufrible en el que le estaba cortando la respiración. Se frotó levemente contra ella de una forma sensual y necesitada, comenzando a besarla con mayor ahínco para expresarle su desesperación. Empezó a acariciar con su índice, con delicadeza; por encima los labios inferiores de su sexo, notar que estaba húmeda le calentó hasta el extremo. Dejó que esos besos entre ambos se tornaran frenéticos y salvajes, que poco a poco la chica fuera perdiendo sus nervios y su pudor, dejándose dominar por ese deseo que era inflamable entre ambos, con apenas unos toqueteos los dos ardían en ese deseo inmensurable.

por **Aimée E. Domecq** Lun Ene 13, 2014 12:28 am

Aimèe tembló al tener esa mano entre sus piernas, jadeó un par de veces con la boca abierta y recibió los labios ajenos sintiéndose tan excitada, podía sentir lo duro que estaba el otro por cómo se frotaba contra su pierna, le devoró los labios tomando su nuca con una mano para atraérlo más a él y coló una mano entre ellos para desabrochar el pantalón y colar su mano, ansiaba sentirle dentro de una jodida vez, porque bueno, estaba tan ebria y necesitada como él y sinceramente ya había resistido bastante el atractivo imposible de ese hombre, la excitación la mareaba, se separó de sus labios y le miró con necesidad mordiendo su maxilar mientras abría de un tirón la camisa ajena haciendo que los botones saltaran por la cama, continuó bajando con sus labios por su cuello hasta su hombro y se detuvo respirando agitada y volviendo la mirada perdida hacia él. -Marc... ahh- jadeó arqueándose y retorciéndose sin poder dejar de hacer esas maravillosas expresiones de placer dignas de la perfección erótica.

por **Marc A. Domecq** Mar Ene 14, 2014 7:57 pm

Marc estaba tan ebrio que desafortunadamente no podía asimilar vivamente que eso en realidad estaba pasando, que sus fantasías más ansiadas desde hacía años se estaban cumpliendo. Su lengua se metió en su boca descaradamente y la exploró dando rienda suelta a su rabioso deseo. La miró del mismo modo, jadeando mientras la otra exponía así su torso esculpido bajo ese juego de sombras que hacía lucir su piel bronceada tan antojable. Se dejó hacer por ella, respirando agitado y mientras tanto, le quitó el vestido de un tirón, aprovechando que ya había desatado el corset. Lo tiró por ahí y después le quitó también su ropa interior, deslizando la prenda lentamente por sus piernas largas y torneadas, mientras ella se arqueaba así en la cama y lo miraba presa de esa desesperación lasciva. Recorrió con su mirada su cuerpo desnudo después, como un espejismo de la encarnación de la lujuria. Su boca volvió hacia su cuello y su pecho con voracidad, el tacto de su piel semihúmeda y tan caliente, lo hacía no poder despegarse de ella, tener libertad para tenerla, estaba resultando adictivo. Tiró su camisa al piso y desabrochó bien sus pantalones para quitárselos junto con la ropa interior; podía sentir la mano escurridiza de la menor deslizándose sobre su erección y eso estaba terminando de quitarle el autocontrol que le quedaba. Se subió encima de ella después y volvió a besarla profundamente, acariciando con su mano su erección, mucho más pequeña que la suya. Acercó poco a poco su cintura a la suya lo suficiente hasta que la punta de su dura hombría se deslizaba sobre los labios inferiores de la menor. Abrió la boca sensualmente en una vocal muda ante la sensación y sintió como todo su cuerpo se estremecía buscamente, la excitación le punzaba en el estómago, miró a sus ojos antes de consumar sus intenciones, para saber que ella quería que lo hiciera, esa idea terminaría de enloquecerlo.

por **Aimée E. Domecq** Jue Ene 16, 2014 1:23 am

Cedía su piel al gusto ajeno, pues estaba tan necesitada de sus manos cálidas recorriendo su piel que le importaba un carajo por ahora todo lo demás, sus prejuicios, sus traumas, la embriaguez la hacía perderse sólo en lo necesario. Esperó a que terminara de desvestirse mientras se deleitaba contemplándolo perdida en esas formas masculinas que la volvían loca, en esas facciones, esos ojos... Se le escapó un gemido cuando volvió a sus labios y tocó su hombría, quizá dejó salir algo de líquido preseminal en el acto pero era tan pudorosa de sí misma que sólo se sonrojó muchísimo al sentirse atendida por el otro, tuvo que separarse violentamente de sus labios, no podía soportarlo, era demasiado, intentó detener su mano porque si seguía con eso iba a correrse, bajó la cabeza ocultando parcialmente su expresión del otro con el fleco de sus rubios cabellos y apretó los dientes temblando de deseo cuando su erección deslizó con esa facilidad por su húmeda cavidad, ella tenía la virtud de tener bastantes puntos erógenos en su cuerpo, y bajo las manos de ese hombre perfecto al que adoraba era totalmente indefensa ante el placer que pudiera brindarle, algo en su interior le hizo dudar por un momento, pero ya no podía aplazar más ese momento, ella misma estaba desesperada por consumarlo. -Por favor!...- Alcanzó a gemir bajo, no quería comenzar a darle vueltas o volvería a ser presa del pánico, se sentía mareada tanto por el alcohol como por lo excitada que ahora se encontraba. -Ahh...ngh-naah!- Intentaba luchar contra ese deseo, sentía que acabaría con ella, que estallaría en ese intervalo te tiempo pero en su cuerpo sólo había espacio para más placer, más concupiscencia...

por **Marc A. Domecq** Jue Ene 16, 2014 2:04 am

Ante ese ruego el castaño sintió que sudaba frío por la forma en la que el deseo lo sacudió sin piedad, bastó con que impulsara un poco su cintura hacia ella, para traspasarla -¡Mnhh!...- Se remordió el labio inferior y se sintió temblar entero; encogiéndose sobre la rubia con los ojos cerrados con fuerza, aquella sensación de estar atrapado en esa virginal estrechez tan cálida, no se podía comparar con ninguna otra experiencia que hubiese tenido antes, había algo que agitaba su pecho con furia cada vez que la miraba debajo suyo, tornando su rostro en esas artísticas expresiones placenteras y tocándolo con esas pequeñas manos femeninas, percibir su olor familiar, su sabor...la sensación de su piel, ¡Saber que era ella!. Se quedó quieto por un momento mientras los dos gozaban de ese primer momento, sus ojos azules tan incendiados en esa pasión como los de ella, se encontraron en aquel instante. Se inclinó de nuevo hacia su boca, sediento de sus labios; bebiendo su aliento con profundidad mientras empezaba a moverse lentamente, era algo increíble, esa fricción tan intensa, tan inexplicablemente placentera; quizá porque no se trataba sólo de sexo, sino que era esa aprehensiva conexión que había entre ambos, finalmente consumada. -Ahh...- Un remarcado jadeo emanó de sus labios cuando se despegó de la boca de la menor y tuvo que empezar a moverse con más velocidad, con más fuerza; las oleadas de placer que se arremolinaban en su estómago empezaron a ser más insoportables, lo empujaban a necesitar mayor dominio de ella, ¡Quería poseerla! Quería hacerlo por completo, con tanta fuerza, quería que fuese suya nada más. -Ohh...Aimèe- La llamó en medio de su delirio placentero, con esa voz grave de terciopelo; mientras provocaba que la ojiazul se meciera sobre las sábanas en un vaivén casi imperceptible, bajo las envestidas que fueron tornándose más rápidas.

por **Aimée E. Domecq** Jue Ene 16, 2014 2:36 am

Se arqueó contra él en un grito mudo cuando entró de esa forma en ella, sin problemas había alcanzado uno de sus puntos G y se le escapó un gemidito al intentar respirar ya que su respiración le exigió agitarse con tan deliciosa sensación, que aunque le dolía un poco por estar tan estrecha se juntaba con ese placer masoquista, y también por supuesto el ver extasiado a ese hombre penetrando su cuerpo, sólo él podría hacer eso, jamás lo permitiría de nadie más, se retorcía de un no sé qué al principio, no sabía cómo actuar ante esos impulsos en su cuerpo y sólo se abrazó a él con fuerza clavando sus uñas en la espalda ajena, cuando aumentó la velocidad y se separó de sus labios no pudo evitar otro par de gemiditos deliciosos que emitía su garganta sin que ella pudiera detenerlos, abrazó la cintura ajena con sus preciosas piernas femeninas y se movía sobre la cama ligeramente por la presión del otro en su interior -¡Ahh Marc!...- Se le escapó su nombre mientras cerraba los ojos con fuerza para soportar tales oleadas de placer, estaba tan húmeda como nunca y eso provocaba un sonidito morboso durante la rápida penetración, un par de lágrimas de éxtasis surcaron sus mejillas, éxtasis en la gran extensión de la palabra, tanto de dicha como de placer de estar con ese hombre. -¡Mgh! ¡Ohh... oh esperah Marc!... ¡NMGH! ¡Meh...!- No podía ni pronunciar lo que iba a pasarle pronto, estaba muy excitada para carburar qué hacer con tan intensas emociones.

por **Marc A. Domecq** Sáb Ene 18, 2014 1:49 am

-¡Ah..! ¡Ah-sí!- Con un gruñido medio se retorció cuando le clavó las uñas en la espalda y sintió sus piernas largas y bronceadas rodearle la cintura, aquellos sucesos parecían estar pasando en un sueño demasiado real ¡E intenso! tan intenso que lo sumieron en una violenta vorágine de sensaciones que le impedían razonar con coherencia, a pesar de eso, a pesar de la urgencia que sentía por poseerla y la forma en la que sus instintos habían tomado el control de su ser, no quería que aquello terminara tan rápido, que fuera sólo esa locura momentánea y que después todo acabara tan pronto como empezó. Dejó de moverse con tanta velocidad y empezó a empujar muy lento, pero certeramente, localizando ese punto que la hacía retorcerse y presionándolo con contundencia en cada estocada, quedándose haciendo presión para verla arquear ese cuerpo perfecto y escuchar su voz emitiendo su nombre y gimoteando de ese modo que le punzaba en el estómago con tremendo placer cada vez que la escuchaba. Su mano se guió hacia su erección, cubriéndola fácilmente con su mano y acariciándola con rapidez, a la vez que se inclinaba sobre su cuello y lamía con sensualidad una de sus lágrimas que corrió por su piel hasta que la delineó con su lengua. Su brusca respiración agitada y esos gruñidos que ahogaba contra su cuerpo, hacían que emanara esa masculinidad dominante que ponía a delirar a la rubia.

por **Aimée E. Domecq** Sáb Feb 08, 2014 1:01 am

Aimée lo besó con intensidad gozando cada que presionaba más adentro de ella causándole oleadas de placer que jamás había sentido, nada parecido había pasado siquiera por su cabeza, aquello era muy placentero como para poder contenerlo en su delicado cuerpo, acarició una de sus mejillas con adoración y desesperación -¡Marc! ¡Ahh! ¡ah!- Gemía arqueándose contra la cama, se retorció contra las sábanas soltándose repentinamente del otro y alzando los brazos sobre su cabeza para sostenerse de la cama, con ese rostro de éxtasis tan sublime como sólo ella en su perfección podía mostrarse, comenzó a mover su cintura ligeramente y por insitinto contra el miembro ajeno -¡MNGH! ¡Meh... me gusta! ¡Nahh! ¡Ahh!- Comezó a gemir en una especie de sollozos o quejidos de placer encantadores.

por **Marc A. Domecq** Lun Feb 10, 2014 12:19 am

Emitió un suave gruñido, cerrando los ojos cuando la delicada mano de la chica se deslizó sobre su mejilla. Admiró una vez más esa belleza inaudita que poseía, como sus labios se entreabrían para expresar esos gimoteos que lo tenían hipnotizado; junto con su piel morena tan preciosa que ahora lucía brillante por la humedad que la cubría, como una serie de perlas líquidas adornando su frente, su cuello y otras zonas de su gloriosa fisonomía. Sus cabellos desordenados sobre las sábanas blancas y sus pequeños pechos apuntando esos hermosos pezones hacia él cuando se arqueaba como posesa, cautiva en ese placer desalmado. Pronto tuvo que acelerar otra vez el modo en el que se movía. Sus manos se deslizaron con deleite sobre su rostro, hacia su cuello, frotó bajo sus palmas sus lindos senos y siguió hacia abajo sobre su abdomen plano hasta tocar esos huesitos que resaltaban en su cintura. Frotaba su piel y la acariciaba con devoción y adoración, haciéndole el amor a su única diosa. Finalmente ese par de grandes manos llegaron a toparse con la pronunciada erección que sufría la ojiazul. Una de ellas la rodeó cubriéndola casi por completo y empezó a estimularla primero lento, hasta que se emparejó con el ritmo con el que balanceaba sus caderas. Se inclinó sobre ella y besó una de sus lagrimas que llegó hasta la comisura de su boca, prendiéndose de su labio inferior después, en un beso sabroso en el que lo succionó y lo acarició con su lengua. Sólo deseaba seguirla escuchando, sólo quería seguir dándole más placer del que ese cuerpo tentador pudiese soportar, para que alcanzara el más increíble orgasmo junto con él, ya que ella era tan exquisita que poseerla de ese modo estaba arrastrándolo rápidamente hasta la cima del placer.

por **Aimée E. Domecq** Jue Feb 27, 2014 1:26 pm

Aimée se llevó sus manos a sus propios pechos apretujándolos entre sus manos cuando las ajenas bajaron por su cuerpo, no podía dejar de respirar agitada y retorcerse llena de placer que era difícil de describir, sólo sabía que estaba más mojada que nunca y que el miembro ajeno en su interior causando ese sonidito obsceno y sobre todo abriéndose paso en su pequeño interior le estaba arrebatando la cordura de un tajo, mantenía la boca abierta y los ojos cerrados disfrutando de todo eso tan rico pero una vez que comenzó a masturbarle se abrazó con fuerza a él buscando sus labios para devorarlos, iba a correrse -¡Ghnn!- No pudo soportarlo mucho, impulsando sus deliciosas caderas, fruto prohibido de la lascivia, sólo le bastó un par de movimientos ligeros y desesperados hacia el otro para correrse dejando que su semilla manchara la mano ajena y su propio vientre prendiéndose de aquellos labios mientras un estremecimiento le recorría completa haciendo vibrar su ser entero. -Ahh... aah...- Al final no pudo evitarlo y se separó de la boca ajena para jadear por aire tirando la cabeza hacia atrás y dejándose en la cama del todo soltando el cuello ajeno con delicadeza para tomar con sus palmas las mejillas ajenas. -Te amo...- Musitó bajo.

por **Marc A. Domecq** Mar Mar 04, 2014 11:49 pm

Le correspondió violentamente a ese beso, mordiendo esos labios perfectos mientras apretaba los ojos y se tensaba repentinamente, con las manos como garras aferradas en las sábanas de la cama, pues el hecho de percibir que al fin se correría y que se encontraba en ese estado de éxtasis absoluto, lo hizo contener la respiración a él también. Le gustó que acelerara otra vez esos botes de su cadera contra la suya, haciendo que cada movimiento fuera un paso más hacia su perdición carnal; con ese sopor aridente invadiendo su piel, sus venas, y la habitación entera; envenenándolo de esa lascivia. -¡MGRH!- También gruñó mientras permanecía aferrado a sus labios con esa aprehensión salvaje y ella se corría en su mano. Luego la vio caer de modo magistral sobre la cama, rendida de placer y aquel susurro fue producto de su fantasía, que soñó siempre con ella...pues algo mejor que hacer el amor con la encarnación de la hermosura misma; era que esa hermosura estuviera enamorada de ti. Él también la amaba, pero se lo dijo volviendo a sus labios con la misma desesperación y pasión inmensurable, aferrando sus caderas con sus manos grandes, siguió empujándose sobre ella, descargando todo ese febril deseo que había reprimido durante tanto tiempo, llenando la habitación con gimoteos bruscos y lastimeros de parte de los dos; hasta que se separó repentinamente de ella con brusquedad y se ocultó en su cuello, emitiendo un ahogado gemido ronco -¡NHRRH! ¡Ahhh!...- Se corrió espontáneamente en su interior. Restregó su mejilla contra su piel, con los ojos cerrados fuertemente y una mueca de placer mudo que era excitante. Se relajó su expresión poco a poco mientras seguía emitiendo esos bajos gemidos, perdido en su placer, gozando tan intensamente con cada fibra de su cuerpo que se quedó paralizado en esa posición hasta que lentamente fue desvaneciéndose encima de la rubia, se retiró de su interior y apenas si pudo ladearse un poco para derrumbarse a su lado, aunque con una mano en torno a su cintura. Se repegó más a ella y apoyó su mentón encima de sus cabellos rubios, abrazándola contra su cuerpo con calidez, casi con dulzura. -Oh...mi amour...mi amour...- Murmuró encantado, jamás en su vida se había sentido tan bien, sus manos en torno a la desnudez de la mujer más perfecta, más bella y más amada por él. Acarició con su mano sus cabellos lentamente, recuperando el aliento y quedándose dormido lentamente, ahora estaba tan relajado y los dos habían bebido y bailado tanto...-Teh...amo...- Murmuró mientras su voz se iba perdiendo entre sueños.

por **Aimée E. Domecq** Vie Mar 07, 2014 12:16 am

Le correspondió encantada de que siguiera con eso arqueándose contra él mientras enredaba sus dedos en los cabellos castaños que tanto adoraba, abrazó su cintura con sus piernas de modo aprehensivo pero cómodo por aquella sensación de juntar su calidez, finalmente sintió la semilla ajena en su interior temblando un poquito ante la extraña y rica sensación -¡Ohh Mahrc!...- Jadeó bajo cerrando los ojos y abriendo la boca de modo sensual hasta que esas sensaciones se aminoraron un poco y suspiró intentando controlar su respiración agitada, acarició a Marc buscando besarle la mejilla y el oído y dejó que se acostara a su lado acurrucándose con él mientras jalaba una cobija y les cubrió a ambos tranquilamente suspirando de nuevo ya sintiéndose mejor, realmente muy cansada pero después de todo bien, comenzó a vencerle el sueño en cuestión de segundos... no supo en qué momento se quedó dormida. Sólo podía escuchar en el eco de sus pensamientos la voz de su Marc diciéndole "Te amo".
-FIN DE LA ESCENA-

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