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Enfermedad del demonio {Gabriel}
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Enfermedad del demonio {Gabriel}
Recuerdo del primer mensaje :
Amour una buena mañana despertó con un dolor espantoso en la garganta, le hubiera gustado gritar pero el simple hecho de sentir aquel dolor en su garganta era demasiado para él, se retorció de dolor allí por un momento al intentar tocar su garganta, estaba ya algo inflamada. Era terrible, él era el hombre más sano del mundo, no podía creer que ahora hubiese amanecido tan mal, para variar cuando intentó levantarse todo le dio vueltas por lo que supo que tenía fiebre, en la ventana podía notarse que estaba lloviendo y él moría de calor, además estaba adolorido terriblemente de todo el cuerpo, llamó a una de sus sirvientas con una "ridícula" campana que tenía para cuando no se quería molestar en gritarles aunque eso era raro pero justo ahora era preciso utilizarla -Trae... un doctor... dile que se apresure....- Le ordenó cerrando los ojos mientras su respiración se agitaba por lo enfermo que se sentía.
La servidumbre estaba vuelta loca, todas las siervas muy tristes se pasaban la noticia de que el amo estaba enfermo, lo adoraban por muy mal que el otro pudiera llegar a tratarlas en su llegada del trabajo pero finalmente el castaño siempre trataba de ser un caballero con ellas de alguna manera, sabía bien que tener de su lado a la servidumbre era bueno, como ahora que sufrían por él. El mayor de los Brice estaba muy mal, la fiebre comenzaba a aumentar, incluso comenzó a alucinar, veía a Bruno, su buen amigo Bruno rondando su cuarto... pero después vio a su hermano, este le miraba feo, lo sabía no había educado a sus hijos como el otro hubiera querido, su adorado hermano era un santo, y él un patán hecho y derecho, afrontó esa mirada supuestamente de modo digno aunque en la realidad sólo mirara a la nada con expresión decaída.
Al llegar el médico a atenderle y palpar su garganta al notar la ligera inflamación debajo de las orejas se dio cuenta que Lance había contraído paperas, mandó algunos analgésicos naturales para él y compresas frías y baños con agua fría para bajar su fiebre, no había más que hacer que dejarle reposar y esperar a que se curara solo, si la inflamación empeoraba debería alimentarse de líquidos para que no fuera tan doloroso para él, unas compresas hechas de plantas medicinales ayudarían a la inflamación en sus cuerdas bucales, Amour estaba convaleciente, realmente se sentía muy mal, ordenó como pudo que todas las sirvientas salieran de allí y cerraran con llave tras de sí, no quería contagiar a nadie y menos que le vieran convalecer, estaría delirando pero lo que sí escuchó bien en medio de su delirio fue que podría curarse solo por lo que mandó que se largaran. Se durmió durante unas horas mientras su fiebre no disminuía...
La servidumbre realmente estaba preocupada por el amo Lance, pero definitivamente no iban a desafiar sus ordenes, por lo que una de las sirvientas, la más joven corrió aterrada a refugiarse en el torso de Gabriel en cuanto le vio -¡Amo Gabriel haga que el amo Lance tome su tratamiento por favor! ¡Le han diagnosticado paperas esta mañana y nos ordenó irnos de su habitación y cerrar bajo llave! Amaneció muy mal pero no quiere que nadie lo moleste, realmente me preocupa su condición...- Le dijo la chiquilla al ojiverde muy conmocionada.
Amour una buena mañana despertó con un dolor espantoso en la garganta, le hubiera gustado gritar pero el simple hecho de sentir aquel dolor en su garganta era demasiado para él, se retorció de dolor allí por un momento al intentar tocar su garganta, estaba ya algo inflamada. Era terrible, él era el hombre más sano del mundo, no podía creer que ahora hubiese amanecido tan mal, para variar cuando intentó levantarse todo le dio vueltas por lo que supo que tenía fiebre, en la ventana podía notarse que estaba lloviendo y él moría de calor, además estaba adolorido terriblemente de todo el cuerpo, llamó a una de sus sirvientas con una "ridícula" campana que tenía para cuando no se quería molestar en gritarles aunque eso era raro pero justo ahora era preciso utilizarla -Trae... un doctor... dile que se apresure....- Le ordenó cerrando los ojos mientras su respiración se agitaba por lo enfermo que se sentía.
La servidumbre estaba vuelta loca, todas las siervas muy tristes se pasaban la noticia de que el amo estaba enfermo, lo adoraban por muy mal que el otro pudiera llegar a tratarlas en su llegada del trabajo pero finalmente el castaño siempre trataba de ser un caballero con ellas de alguna manera, sabía bien que tener de su lado a la servidumbre era bueno, como ahora que sufrían por él. El mayor de los Brice estaba muy mal, la fiebre comenzaba a aumentar, incluso comenzó a alucinar, veía a Bruno, su buen amigo Bruno rondando su cuarto... pero después vio a su hermano, este le miraba feo, lo sabía no había educado a sus hijos como el otro hubiera querido, su adorado hermano era un santo, y él un patán hecho y derecho, afrontó esa mirada supuestamente de modo digno aunque en la realidad sólo mirara a la nada con expresión decaída.
Al llegar el médico a atenderle y palpar su garganta al notar la ligera inflamación debajo de las orejas se dio cuenta que Lance había contraído paperas, mandó algunos analgésicos naturales para él y compresas frías y baños con agua fría para bajar su fiebre, no había más que hacer que dejarle reposar y esperar a que se curara solo, si la inflamación empeoraba debería alimentarse de líquidos para que no fuera tan doloroso para él, unas compresas hechas de plantas medicinales ayudarían a la inflamación en sus cuerdas bucales, Amour estaba convaleciente, realmente se sentía muy mal, ordenó como pudo que todas las sirvientas salieran de allí y cerraran con llave tras de sí, no quería contagiar a nadie y menos que le vieran convalecer, estaría delirando pero lo que sí escuchó bien en medio de su delirio fue que podría curarse solo por lo que mandó que se largaran. Se durmió durante unas horas mientras su fiebre no disminuía...
La servidumbre realmente estaba preocupada por el amo Lance, pero definitivamente no iban a desafiar sus ordenes, por lo que una de las sirvientas, la más joven corrió aterrada a refugiarse en el torso de Gabriel en cuanto le vio -¡Amo Gabriel haga que el amo Lance tome su tratamiento por favor! ¡Le han diagnosticado paperas esta mañana y nos ordenó irnos de su habitación y cerrar bajo llave! Amaneció muy mal pero no quiere que nadie lo moleste, realmente me preocupa su condición...- Le dijo la chiquilla al ojiverde muy conmocionada.
Amour Brice- Dseta
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Re: Enfermedad del demonio {Gabriel}
Gabriel no dejó de removerse entre las sábanas lo que restó del día, y no fue sino hasta media tarde que despertó de golpe y asustado, con la cara roja y un problema entre las piernas. ¿Qué rayos...?
- ¿Fue... un... sueño?- Murmuró para sí, y volteó a su alrededor. Se miró a sí mismo. Traía la bata de la mañana, y estaba en su cuarto, en su cama. ¿Qué había sucedido? ¿Y Amour?
Salió de su habitación, pálido como un papel y casi cae por las escaleras. Las sirvientas se preocuparon al ver a un Gabriel tan estresado. - ¿Qué hora es? ¿Salí de mi habitación hace unas horas?
Ninguna de ellas entendía nada, por supuesto. - No, amo Gabriel... Ha dormido todo el día... ¿Se siente bien?- Y la chica que preguntaba se le quedó viendo. Se acercó más para tocar su frente, y por la consternación el chico ni si quiera rehuyó al toque que en cualquier ocasión normal le habría causado repudio. - No vaya siendo que se enferme como el amo Amour... ¿Quiere que llame al doctor?
Se quedó estático en su lugar, tratando de organizar sus pensamientos, recordando más que nada lo que había sucedido esa mañana. Recordaba algo de lo que Tiffany le había dicho, pero lo demás estaba como diluído en agua... Muy difuso. ¿Se habría quedado dormido de nuevo con todos sus pensamientos oscuros? Tal vez... Si fue así, entonces sentía un alivio gigantesco en todo su ser, y solo entonces se relajó lo suficiente como para retomar su porte habitual. - Ah... no, gracias. Me... ¿me podrías traer un vaso de agua a mi habitación?... Que sean dos, tengo mucha sed...- En efecto, sentía la garganta seca. Probablemente por el ron de la noche anterior. Al final regresó a su habitación y durmió hasta el día siguiente, sintiéndose un poco más tranquilo, aunque no del todo porque sabía que sí habían tenido un encuentro... Y eso lo seguía haciendo miserable y lo tenía a flor de piel.
- ¿Fue... un... sueño?- Murmuró para sí, y volteó a su alrededor. Se miró a sí mismo. Traía la bata de la mañana, y estaba en su cuarto, en su cama. ¿Qué había sucedido? ¿Y Amour?
Salió de su habitación, pálido como un papel y casi cae por las escaleras. Las sirvientas se preocuparon al ver a un Gabriel tan estresado. - ¿Qué hora es? ¿Salí de mi habitación hace unas horas?
Ninguna de ellas entendía nada, por supuesto. - No, amo Gabriel... Ha dormido todo el día... ¿Se siente bien?- Y la chica que preguntaba se le quedó viendo. Se acercó más para tocar su frente, y por la consternación el chico ni si quiera rehuyó al toque que en cualquier ocasión normal le habría causado repudio. - No vaya siendo que se enferme como el amo Amour... ¿Quiere que llame al doctor?
Se quedó estático en su lugar, tratando de organizar sus pensamientos, recordando más que nada lo que había sucedido esa mañana. Recordaba algo de lo que Tiffany le había dicho, pero lo demás estaba como diluído en agua... Muy difuso. ¿Se habría quedado dormido de nuevo con todos sus pensamientos oscuros? Tal vez... Si fue así, entonces sentía un alivio gigantesco en todo su ser, y solo entonces se relajó lo suficiente como para retomar su porte habitual. - Ah... no, gracias. Me... ¿me podrías traer un vaso de agua a mi habitación?... Que sean dos, tengo mucha sed...- En efecto, sentía la garganta seca. Probablemente por el ron de la noche anterior. Al final regresó a su habitación y durmió hasta el día siguiente, sintiéndose un poco más tranquilo, aunque no del todo porque sabía que sí habían tenido un encuentro... Y eso lo seguía haciendo miserable y lo tenía a flor de piel.
Gabriel Brice- Eta
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Re: Enfermedad del demonio {Gabriel}
***
Pasaron dos días desde aquella pesadilla, Amour decidió dejar la medicación porque le causaba fiebres más fuertes de las que tenía regularmente y la cosa fue mejor de lo que imaginó, con las hierbas que aminoraban el dolor ya no era tan tortuosa su situación. No dejó entrar a nadie a su habitación a partir de ese día, ordenó desde atrás de la puerta que la comida se le dejara justo en el umbral de la puerta sin más. Cada que no necesitaba algo lo sacaba de igual manera y cerraba con sus muchos seguros la puerta de madera, esa mañana en serio su cuarto necesitaba limpieza además una sirvienta algo paranoica tocó la puerta constantes veces hasta que se le abrió, un tullido Amour con cara de asesino en serie le miró sosteniéndose de la puerta como mejor podía -Más vale que sea importante lo que tengas que decirme... o te juro que perderás tu vida- Comentó bajo en un tono ahogado mirando al piso.
-Amo, siento muchísimo molestarlo pero... el distinguidísimo señor Diègue Rousseau ha mandado una carta en la que anuncia su visita esta tarde-
-¿Qué?... Necesito a todas las mucamas en mi cuarto para limpieza intensiva, que preparen mi tina...-
-Sí señor Brice- Asintió la chica apresurada y haciendo una reverencia respetuosa corrió a transmitir las ordenes. Pronto todas las mucamas estaban en su habitación cambiando cortinas, sábanas, alfombras y limpiando todo mueble y rincón de esa habitación, Amour permaneció tirado en su sillón todo el tiempo que tardaron en prepararle el baño y dos de sus mucamas (las que le conocían ya más "personalmente") fueron quienes se encargaron de ayudarle a asearse y vestirse, tenía que estar listo para ese momento, era su amigo, su mejor amigo de la infancia... quien conoció a Chèri y le cuidaba en su ausencia. Sí, Diègue no podía verle en ese declive personal, por lo que se arregló lo mejor que pudo, se perfumó y todo aunque volvió a su lugar bajo sus sábanas, aún se sentía mal pero no tanto como los primeros días eso ya era una ventaja.
Pronto se sintió listo para recibir a su amigo, esperaba que viniera pronto, había mandado hacer comida de lo mejor en temporada sólo para él, sabía que adoraba la comida... esa otra persona en su interior, la que Chèri y Diègue amaban y conocieron quizá sólo en esos momentos emergía, con la gente que en verdad amaba. Y no es que él no amara a sus sobrinos, la palabra le daba náuseas pero si no los amara tanto como amó a su hermano mayor, no los tendría en su casa, no les hubiera reotorgado su apellido y mucho menos les mantendría en su casa mientras él mataba gente para sustentar su caro estilo de vida.
Esperando se quedó dormido, la luz del sol que se colaba suave por las ventanas con claras cortinas blancas fue suficiente para hacerle dormir...
-Amo, siento muchísimo molestarlo pero... el distinguidísimo señor Diègue Rousseau ha mandado una carta en la que anuncia su visita esta tarde-
-¿Qué?... Necesito a todas las mucamas en mi cuarto para limpieza intensiva, que preparen mi tina...-
-Sí señor Brice- Asintió la chica apresurada y haciendo una reverencia respetuosa corrió a transmitir las ordenes. Pronto todas las mucamas estaban en su habitación cambiando cortinas, sábanas, alfombras y limpiando todo mueble y rincón de esa habitación, Amour permaneció tirado en su sillón todo el tiempo que tardaron en prepararle el baño y dos de sus mucamas (las que le conocían ya más "personalmente") fueron quienes se encargaron de ayudarle a asearse y vestirse, tenía que estar listo para ese momento, era su amigo, su mejor amigo de la infancia... quien conoció a Chèri y le cuidaba en su ausencia. Sí, Diègue no podía verle en ese declive personal, por lo que se arregló lo mejor que pudo, se perfumó y todo aunque volvió a su lugar bajo sus sábanas, aún se sentía mal pero no tanto como los primeros días eso ya era una ventaja.
Pronto se sintió listo para recibir a su amigo, esperaba que viniera pronto, había mandado hacer comida de lo mejor en temporada sólo para él, sabía que adoraba la comida... esa otra persona en su interior, la que Chèri y Diègue amaban y conocieron quizá sólo en esos momentos emergía, con la gente que en verdad amaba. Y no es que él no amara a sus sobrinos, la palabra le daba náuseas pero si no los amara tanto como amó a su hermano mayor, no los tendría en su casa, no les hubiera reotorgado su apellido y mucho menos les mantendría en su casa mientras él mataba gente para sustentar su caro estilo de vida.
Esperando se quedó dormido, la luz del sol que se colaba suave por las ventanas con claras cortinas blancas fue suficiente para hacerle dormir...
Amour Brice- Dseta
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Re: Enfermedad del demonio {Gabriel}
Diègue había escuchado de la enfermedad de su amigo, definitivamente se había preocupado, la salud de Lance nunca fue débil por lo que recordaba, cuando eran niños siempre era el único en salvarse de las gripes o sarpullidos, escuchar que estaba en cama casi agonizante en serio le puso nervioso, pero atendiendo a consejos de un viejo amigo doctor decidió esperar un par de días para ir a visitarlo y que no estuviera tan mal, que pudiera verlo y recordarlo allí.
Usó su ropa de siempre esa de todo un explorador aunque ya tenía un buen rato estancado en París desde su regreso, una vez con las botas bien ajustadas salió hacia la mansión de su amigo que estaba prácticamente a unas hectáreas de distancia, sus sembradíos y los terrenos de los Brice topaban como vecinos pero eran extensas tierras que aunque eran "vecinas" quedaban las mansiones retiradas una de la otra por ese motivo. En un carruaje llegó justo a la puerta y tocó el gran portón con sus guantes de cuero cubriendo sus manos, se acomodó el sombrero y le sonrió al hombre de la servidumbre que se apresuró a abrirle en cuanto reconoció su rostro. -Buenas tardes, vengo en búsqueda de Brice, soy el señor Rousseau...-
-¡Por supuesto, señor Rousseau! ¡Oh el amo Brice ya lo espera desde hace un rato, por aquí por favor! Bienvenido, bienvenido buen hombre- Dijo apresurado el sujeto y le guió dentro de la gran mansión, las siervas le hicieron adentrarse más siendo muy amables y le dejaron justo frente a la puerta de su habitación.
-Sea cuidadoso, el amo Brice debe estar durmiendo-
-Supongo que debe estar muy agotado-
-Oh sí... ha dormido demasiado estos días, ¿Le mando traer algo, señor? ¿Desea vino, café, alguna otra cosa?-
-Vino está bien, ehh ¿Y los sobrinos?-
-La señorita no está, pero el amo Gabriel debe estar en su habitación seguramente, ¿Gusta que le avise de su llegada?-
-Por favor ¿Sería tan amable? Tiene mucho que no les veo, es una lástima que Tiffany no se encuentre-
-En verdad lo siento, pero le avisaré al amo Gabriel, no se preocupe. También si gusta pasearse por la casa es libre de hacerlo, después de todo está en su casa, un placer tenerle aquí-
-De verdad es muy amable, gracias-
La chica hizo una reverencia y se retiró, Diègue abrió con mucho cuidado y tuvo agradables recuerdos de cuando entraba a hurtadillas dentro de la mansión de los Brice y junto con Lance despertaban a Chèri golpeándolo con suaves almohadas, era muy divertido, una sonrisa cálida se pintó en su rostro y caminó hasta sonde su amigo estaba, lo observó fijamente y la sonrisa se borró de su rostro, se notaba bastante demacrado, seguramente por la enfermedad, menos mal que todo estaba reluciente, incluso él a pesar de encontrarse en ese estado. Se quitó la gran gabardina y el sombrero y sentó a su lado, acarició su frente retirando los cabellos castaños con cariño -Lance...- Le habló bajo. -Hermano qué terrible situación, quise venir a verte antes pero me dijeron que no era conveniente, no sabes lo preocupado que me tenías, debía venir a verte personalmente ¿Todo bien? ¿Te hace falta algo?- Preguntó apresurado, en verdad estaba preocupado por él.
Usó su ropa de siempre esa de todo un explorador aunque ya tenía un buen rato estancado en París desde su regreso, una vez con las botas bien ajustadas salió hacia la mansión de su amigo que estaba prácticamente a unas hectáreas de distancia, sus sembradíos y los terrenos de los Brice topaban como vecinos pero eran extensas tierras que aunque eran "vecinas" quedaban las mansiones retiradas una de la otra por ese motivo. En un carruaje llegó justo a la puerta y tocó el gran portón con sus guantes de cuero cubriendo sus manos, se acomodó el sombrero y le sonrió al hombre de la servidumbre que se apresuró a abrirle en cuanto reconoció su rostro. -Buenas tardes, vengo en búsqueda de Brice, soy el señor Rousseau...-
-¡Por supuesto, señor Rousseau! ¡Oh el amo Brice ya lo espera desde hace un rato, por aquí por favor! Bienvenido, bienvenido buen hombre- Dijo apresurado el sujeto y le guió dentro de la gran mansión, las siervas le hicieron adentrarse más siendo muy amables y le dejaron justo frente a la puerta de su habitación.
-Sea cuidadoso, el amo Brice debe estar durmiendo-
-Supongo que debe estar muy agotado-
-Oh sí... ha dormido demasiado estos días, ¿Le mando traer algo, señor? ¿Desea vino, café, alguna otra cosa?-
-Vino está bien, ehh ¿Y los sobrinos?-
-La señorita no está, pero el amo Gabriel debe estar en su habitación seguramente, ¿Gusta que le avise de su llegada?-
-Por favor ¿Sería tan amable? Tiene mucho que no les veo, es una lástima que Tiffany no se encuentre-
-En verdad lo siento, pero le avisaré al amo Gabriel, no se preocupe. También si gusta pasearse por la casa es libre de hacerlo, después de todo está en su casa, un placer tenerle aquí-
-De verdad es muy amable, gracias-
La chica hizo una reverencia y se retiró, Diègue abrió con mucho cuidado y tuvo agradables recuerdos de cuando entraba a hurtadillas dentro de la mansión de los Brice y junto con Lance despertaban a Chèri golpeándolo con suaves almohadas, era muy divertido, una sonrisa cálida se pintó en su rostro y caminó hasta sonde su amigo estaba, lo observó fijamente y la sonrisa se borró de su rostro, se notaba bastante demacrado, seguramente por la enfermedad, menos mal que todo estaba reluciente, incluso él a pesar de encontrarse en ese estado. Se quitó la gran gabardina y el sombrero y sentó a su lado, acarició su frente retirando los cabellos castaños con cariño -Lance...- Le habló bajo. -Hermano qué terrible situación, quise venir a verte antes pero me dijeron que no era conveniente, no sabes lo preocupado que me tenías, debía venir a verte personalmente ¿Todo bien? ¿Te hace falta algo?- Preguntó apresurado, en verdad estaba preocupado por él.
Diègue Rousseau- Dseta
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Re: Enfermedad del demonio {Gabriel}
En efecto, Gabriel estaba en su habitación. Ese par de días apenas y se le había visto por la mansión, ni si quiera había bajado para ir a la biblioteca, como era costumbre suya. Sin embargo, la servidumbre no estaba tan preocupada porque se habían asegurado de que Jean no estaba enfermo, y había estado comiendo, aunque poco, pero lo hacía. Pronto el mayordomo tocó a su puerta. El chico estaba sentado en un sillón, viendo a la nada y sumido en sus pensamientos autodestructivos, y tuvo que hacer pausa de ellos para levantarse y abrir.
- Disculpe la molestia, amo Gabriel, pero el señor Rousseau acaba de llegar de visita y ha solicitado su presencia.
Levantó las cejas por la impresión. Cierto, ya se le había hecho raro que Diègue no llegara en esos días. Él era tal vez el único amigo de su tío que era de su completo agrado porque no era un maldito inquisidor, como lo eran Alexander o Bruno. Diègue era amable, y le gustaba mucho escuchar sus historias de viaje. - En seguida salgo. ¿En dónde está ahora?
- En la habitación del amo Lance.
- Iré en un momento, necesito arreglarme.
Así cerro la puerta, y no le quedó de otra que cambiarse la ropa por algo decente para una visita. No podía faltarle al respeto al señor Rousseau. Una vez estuvo listo, salió de la habitación, y a pasos titubeantes caminó hacia la de su tío, abriendo con cuidado. Adentro estaba Diègue sentado a un lado del Brice mayor, que por fortuna se veía más recompuesto e inconscientemente hizo suspirar a Gabriel de alivio. - Buenas tardes, monsieur Rousseau. Es un gusto verle por aquí.- Amplió una sonrisa hacia el hombre y finalmente se atrevió a entrar de lleno al cuarto. - Buenas tardes, tío...- Igualmente saludó a Amour, era la primera vez desde que se enfermó que entraba a su habitación sin que estuviera dormido.
- Disculpe la molestia, amo Gabriel, pero el señor Rousseau acaba de llegar de visita y ha solicitado su presencia.
Levantó las cejas por la impresión. Cierto, ya se le había hecho raro que Diègue no llegara en esos días. Él era tal vez el único amigo de su tío que era de su completo agrado porque no era un maldito inquisidor, como lo eran Alexander o Bruno. Diègue era amable, y le gustaba mucho escuchar sus historias de viaje. - En seguida salgo. ¿En dónde está ahora?
- En la habitación del amo Lance.
- Iré en un momento, necesito arreglarme.
Así cerro la puerta, y no le quedó de otra que cambiarse la ropa por algo decente para una visita. No podía faltarle al respeto al señor Rousseau. Una vez estuvo listo, salió de la habitación, y a pasos titubeantes caminó hacia la de su tío, abriendo con cuidado. Adentro estaba Diègue sentado a un lado del Brice mayor, que por fortuna se veía más recompuesto e inconscientemente hizo suspirar a Gabriel de alivio. - Buenas tardes, monsieur Rousseau. Es un gusto verle por aquí.- Amplió una sonrisa hacia el hombre y finalmente se atrevió a entrar de lleno al cuarto. - Buenas tardes, tío...- Igualmente saludó a Amour, era la primera vez desde que se enfermó que entraba a su habitación sin que estuviera dormido.
Gabriel Brice- Eta
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Re: Enfermedad del demonio {Gabriel}
Amour le escuchó y se obligó a abrir los ojos, en cuanto vio ese rostro amplió una sonrisa y se acomodó mejor sobre las almohadas -Hey... lo siento, estaba esperándote pero el sol me arrulló- Comentó muy bajo y ante sus preguntas bajó la mirada halagado -Gracias, pero estoy bien, en realidad no me ha ido tan mal aquí...- Comentó bajo, extendió los brazos para abrazarle y el otro se acercó -Qué bueno que has venido, comenzaba a preocuparme no verte... pensé que te habrías ido de viaje de nuevo...- Le musitó y fue justo cuando Gabriel entró, un leve rubor se pintó en las mejillas del inquisidor y desvió la mirada, levantando ligeramente la cabeza en respuesta al saludo -Gabriel... siéntate- Le ofreció señalándole el sillón de en frente, le gustó cómo se veía, de haber estado del todo bien lo acosaría un poco... secretamente había un cosquilleo en su pequeño corazón cuando le notaba tan apuesto y educado hacia sus visitas.
Amour Brice- Dseta
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Re: Enfermedad del demonio {Gabriel}
Asintió en silencio, y con propiedad caminó para sentarse en donde se le había indicado. Se sentía incómodo, pero era normal en él cuando tenía contacto con cualquier persona. Sus buenos modales siempre le salvaban en las interacciones sociales. Miró a su tío, y realmente se sintió un poco más relajado al notar que, efectivamente, su semblante era mejor que los días anteriores. - Me... Me alegra verle más recompuesto, tío...- Bajó la mirada al finalizar la frase y tamborileó con los dedos sobre sus piernas. Había sido una confesión sincera, pero le avergonzaba demasiado que así fuera. Carraspeó un poco, y enseguida desvió sus ojos hacia el invitado, notándose su rostro tranquilo. - Creí que le veríamos antes. Sin embargo, mi tío estaba totalmente indispuesto hace unos días. Creo que eligió el mejor momento para visitarle.
Gabriel Brice- Eta
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Re: Enfermedad del demonio {Gabriel}
Diègue le miró con ternura y le sonrió -¿Cómo es que creían que dejaría pasar esto desapercibido? De ningún modo, en realidad así estuviera en la lejana África hubiera comenzado a encaminarme aquí a la primera llamada de Mary Anne, por cierto que siempre está al tanto de ti, me mandó sus más cordiales saludos-
-Ohh tu nana siempre me ha conmovido, espero que esté bien...- Dijo rodando los ojos, esa señora en serio era tierna, ojalá él hubiera tenido por lo menos servidumbre de calidad en su infancia como Diègue, tal vez sería un hombre diferente...
-Lo está, cuida de la casa que yo no piso así que ¿Qué más puede pedir?- Levantó las cejas, iba a bromear más al respecto pero entró Gabirel y el rostro de Diègue se iluminó mientras se ponía de pie -¡Muchacho! ¡Qué gusto!- Cuando se aproximó hablándole a Amour se emocionó de más, no pudo evitar jalarle para abrazarlo y palmearlo muy fuerte, el hombre era brusco e impulsivo inconscientemente.
Se sentó entonces dejándole sentarse también sin poder evitar seguir mirándole con una gran sonrisa entusiasta de esas cálidas -Lance, de verdad, qué afortunado eres en tener a este par de joyas en casa, yo también me partiría el lomo y bien si tuviera un par de orgullos como estos- Le halagó casi haciendo fiesta como si fuera un cachorro.
El castaño pintó una tenue sonrisa que se desdibujó casi de inmediato por lo decaído que estaba -Hago lo que puedo para mantenernos en el estatus debido...- Dijo simplemente, era verdad, él también estaba orgulloso de sus sobrinos. Tosió dolorosamente por un momento y jadeó cerrando los ojos -Diègue... ¿Estudiaste enfermos en alguno de tus viajes?...- Preguntó deseando que hablara, necesitaba distraerse y el castaño era de lo mejor en eso de contar historias de viajes, después de todo era un gran científico aunque él mismo lo negara una y mil veces.
-Bien pues sí, bastantes aunque la mayoría de las veces no me dejaban acercarme mucho a ellos porque, ya saben, pude haberme contagiado, pero me hubiera gustado investigar un poco en ello...- Miró a Gabriel también asegurándose de que estaba de acuerdo con que siguiera hablando y al verle interesado en su plática prosiguió -Hay una enfermedad bastante curiosa en África... incluye fiebre y dolores musculares dunrante un tiempo, los chamanes de allí la curaban con cánticos, y algunas hierbas variadas... aprendí uno que otro cántico con propiedades curativas, o bueno, eso me dijeron ellos-
-¿Te enseñaron entonces?...-
-Sí, eran bastante amables sólo que mi idioma no era muy bueno para comunicarme con ellos, supe un poco de uno que otro dialecto pero... nunca pude aprender alguno a la perfección, aún así no se me dificultaba tanto la comunicación, ya sabes cómo soy de aferrado- Miró a Gabriel entonces -Pero bueno, hay conocimientos que adquirí de esas culturas que estando en París me resultan francamente inútiles, pero espero que por lo menos en mis narraciones y escritos resulten interesantes, por lo menos entretenidos- Dijo con una sonrisa, comenzaba a notar a Amour algo ruborizado, se preguntaba si comenzaba a tener fiebre, era extraño que las paperas le atacaran de esa forma... las fiebres generalmente sólo eran ocasionales y en realidad sólo en la primera etapa de la enfermedad. -¿Te mandaron algún tipo de medicina adicional?...- Preguntó curioso y miró a Gabriel algo preocupado, su rostro permaneció serio pero en sus ojos castaños podía verse esa inquietud.
-Son esas malditas medicinas, me hacen mejorar pero me causan fiebres... las he estado tomando ocasionalmente, ya no es diario...-
-Ya veo... ¿Sabes qué es lo que pasa? Tu energía no está equilibrada para retroalimentar la curación como se debe-
-Qué miedo, no empieces con tus cosas espiritistas... habla de otra cosa- Desvió la mirada desganado y suspiró lentamente.
Diégue sonrió -Oh dios ¿Escuché la palabra "miedo"? Definitivamente esas cosas te afectan el coco, Lance- Se burló acariciando su frente y mirándole con cariño, le estimaba demasiado aunque estaba tan loco. -¿Seguro que no quieres probar? ¿Tú qué opinas Gabriel?-
-Ohh tu nana siempre me ha conmovido, espero que esté bien...- Dijo rodando los ojos, esa señora en serio era tierna, ojalá él hubiera tenido por lo menos servidumbre de calidad en su infancia como Diègue, tal vez sería un hombre diferente...
-Lo está, cuida de la casa que yo no piso así que ¿Qué más puede pedir?- Levantó las cejas, iba a bromear más al respecto pero entró Gabirel y el rostro de Diègue se iluminó mientras se ponía de pie -¡Muchacho! ¡Qué gusto!- Cuando se aproximó hablándole a Amour se emocionó de más, no pudo evitar jalarle para abrazarlo y palmearlo muy fuerte, el hombre era brusco e impulsivo inconscientemente.
Se sentó entonces dejándole sentarse también sin poder evitar seguir mirándole con una gran sonrisa entusiasta de esas cálidas -Lance, de verdad, qué afortunado eres en tener a este par de joyas en casa, yo también me partiría el lomo y bien si tuviera un par de orgullos como estos- Le halagó casi haciendo fiesta como si fuera un cachorro.
El castaño pintó una tenue sonrisa que se desdibujó casi de inmediato por lo decaído que estaba -Hago lo que puedo para mantenernos en el estatus debido...- Dijo simplemente, era verdad, él también estaba orgulloso de sus sobrinos. Tosió dolorosamente por un momento y jadeó cerrando los ojos -Diègue... ¿Estudiaste enfermos en alguno de tus viajes?...- Preguntó deseando que hablara, necesitaba distraerse y el castaño era de lo mejor en eso de contar historias de viajes, después de todo era un gran científico aunque él mismo lo negara una y mil veces.
-Bien pues sí, bastantes aunque la mayoría de las veces no me dejaban acercarme mucho a ellos porque, ya saben, pude haberme contagiado, pero me hubiera gustado investigar un poco en ello...- Miró a Gabriel también asegurándose de que estaba de acuerdo con que siguiera hablando y al verle interesado en su plática prosiguió -Hay una enfermedad bastante curiosa en África... incluye fiebre y dolores musculares dunrante un tiempo, los chamanes de allí la curaban con cánticos, y algunas hierbas variadas... aprendí uno que otro cántico con propiedades curativas, o bueno, eso me dijeron ellos-
-¿Te enseñaron entonces?...-
-Sí, eran bastante amables sólo que mi idioma no era muy bueno para comunicarme con ellos, supe un poco de uno que otro dialecto pero... nunca pude aprender alguno a la perfección, aún así no se me dificultaba tanto la comunicación, ya sabes cómo soy de aferrado- Miró a Gabriel entonces -Pero bueno, hay conocimientos que adquirí de esas culturas que estando en París me resultan francamente inútiles, pero espero que por lo menos en mis narraciones y escritos resulten interesantes, por lo menos entretenidos- Dijo con una sonrisa, comenzaba a notar a Amour algo ruborizado, se preguntaba si comenzaba a tener fiebre, era extraño que las paperas le atacaran de esa forma... las fiebres generalmente sólo eran ocasionales y en realidad sólo en la primera etapa de la enfermedad. -¿Te mandaron algún tipo de medicina adicional?...- Preguntó curioso y miró a Gabriel algo preocupado, su rostro permaneció serio pero en sus ojos castaños podía verse esa inquietud.
-Son esas malditas medicinas, me hacen mejorar pero me causan fiebres... las he estado tomando ocasionalmente, ya no es diario...-
-Ya veo... ¿Sabes qué es lo que pasa? Tu energía no está equilibrada para retroalimentar la curación como se debe-
-Qué miedo, no empieces con tus cosas espiritistas... habla de otra cosa- Desvió la mirada desganado y suspiró lentamente.
Diégue sonrió -Oh dios ¿Escuché la palabra "miedo"? Definitivamente esas cosas te afectan el coco, Lance- Se burló acariciando su frente y mirándole con cariño, le estimaba demasiado aunque estaba tan loco. -¿Seguro que no quieres probar? ¿Tú qué opinas Gabriel?-
Diègue Rousseau- Dseta
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Re: Enfermedad del demonio {Gabriel}
Fue inconsciente el rubor en el rostro del menor de los Brice cuando Diègue empezó con esos halagos. Se encogió de hombros en su lugar de la manera más disimulada que pudo, le apenaba que dijera esas cosas, y sobretodo cuando él no se sentía gran cosa, y menos para su tío. Como fuera, mejor relajó su semblante y se concentró en escuchar todas aquellas maravillosas cosas que tenía por contarles. Como niño pequeño se acomodó mejor en el sillón para prestar atención. Había leído varias cosas sobre África en la biblioteca, no tantas como le gustaría porque en realidad era difícil conseguir libros sobre esa región del mundo. De alguna forma, en el mercado negro había comprado varios libros hurtados de la biblioteca de Alejandría, y ahí había buena información, no solo de Egipto, sino de otras regiones más sureñas de África. Por ello tampoco estaba perdido en la conversación, porque sabía un poco sobre lo que hablaba el señor Rousseau. - Seguro lo serán, monsieur.- Comentó de repente el chico. - Datos como esos son difíciles de conseguir en Europa, sobretodo de una fuente fiable como su experiencia. Pagarían bien por un libro suyo.- Y Gabriel que sabía de libros podía afirmarlo muy bien.
Su mirada se desvió hacia su tío, notando que la fiebre estaba haciendo estragos en él. Era la misma expresión que en días anteriores aunque no tan marcada. Sin decir nada, y escuchando lo que ambos hablaban, se levantó hacia la mesita en donde estaban todos los medicamentos, incluyendo las hierbas y aceites. Supo que no había estado tomando el medicamento en té, solo las compresas de hierbas, y parecía entender por qué, pero no se lo comentó a Diègue. Se concentró mejor en preparar nuevas compresas para ponérselas a Amour, y solo desvió la mirada cuando el científico le habló directamente, e hizo un gesto curioso con la boca, no muy seguro de su opinión. - He leído un poco sobre eso de la energía. No creo que sea cierto... pero no pierde nada con intentar.- Y se alzó de hombros, regresando enseguida la mirada a las hiervas. Pronto estuvieron listas y se apresuró a poner las debajo de las glándulas de su tío con cuidado.
Su mirada se desvió hacia su tío, notando que la fiebre estaba haciendo estragos en él. Era la misma expresión que en días anteriores aunque no tan marcada. Sin decir nada, y escuchando lo que ambos hablaban, se levantó hacia la mesita en donde estaban todos los medicamentos, incluyendo las hierbas y aceites. Supo que no había estado tomando el medicamento en té, solo las compresas de hierbas, y parecía entender por qué, pero no se lo comentó a Diègue. Se concentró mejor en preparar nuevas compresas para ponérselas a Amour, y solo desvió la mirada cuando el científico le habló directamente, e hizo un gesto curioso con la boca, no muy seguro de su opinión. - He leído un poco sobre eso de la energía. No creo que sea cierto... pero no pierde nada con intentar.- Y se alzó de hombros, regresando enseguida la mirada a las hiervas. Pronto estuvieron listas y se apresuró a poner las debajo de las glándulas de su tío con cuidado.
Gabriel Brice- Eta
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Re: Enfermedad del demonio {Gabriel}
-Eres muy amable al decirme eso, no sé, lo pensaré. No quiero ser famoso, ¿Sabes principalmente porqué? Odio a la gente que hace preguntas estúpidas, ya sabes de esas que no entienden ni siquiera el contexto básico, son en verdad molestas...- Comentó bajo y se acomodó en lugar de las almohadas de lance para acomodar su cabeza en su regazo poniendo sus manos en sus sienes y masajeándolas en pequeños círculos -Relájate Lance, en serio te sentirás mejor- Mientras comenzaba a tararear una canción a la que poco a poco le fue incluyendo la letra en un idioma sumamente exótico e ininteligible para Gabriel, Amour poco a poco se fue quedando dormido pese a que al principio estaba reacio a concentrarse en esos cánticos, a final de cuentas lograron relajarle y el otro tarareó un rato más hasta que le vio bien dormido y le acomodó con delicadeza en las almohadas atreviéndose a poner las manos en esas glándulas con suavidad -Ya está mucho mejor, seguro que ya en un par de días estará como nuevo, tú sabes, mala hierba nunca muere.- Bromeó con Gabriel levantándose de donde estaba e intentando salir con cuidado esperando al otro para cerrar la puerta tras él. -Gabriel... cuida mucho a tu tío, en serio es alguien a quien aprecio muchísimo. Sé que a veces parece ser alguien muy duro pero en el fondo te quiere- Le dijo sin más buscando su mirada con sus ojos chocolate. -¿Entonces ya comiste?- Preguntó de repente, Diègue era de esos hombres que podían comer todo el día sin cansarse.
Diègue Rousseau- Dseta
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Re: Enfermedad del demonio {Gabriel}
Durante los minutos que duró esa canción, Gabriel se perdió en la melodía, casi pudiendo imaginar la música de fondo. La letra era incomprensible, muy seguramente en algún dialecto africano que, por supuesto, él desconocía. Si era difícil conseguir libros que hablaran sobre África, los que hablaban sobre dialectos eran prácticamente inexistentes, y él nunca había visto ninguno. Contempló cómo su tío se quedaba dormido en el regazo de Diègue, y algo se removió en su pecho. Al final, se levantó junto con el científico para salir de la habitación. El diagnóstico del hombre era confortante, sobretodo después de las penurias que había pasado. Pero lo que le desconcertó y le agarró relativamente vulnerable, fue aquella petición. Se le quedó mirando con los ojos muy abiertos sin saber qué responderle. Se sentía culpable por lo que había hecho con Amour estando en ese estado, y se sentía horrible por odiar tanto a su tío luego de esa petición. Se le hizo un nudo en la garganta y se contuvo de mostrar sentimiento alguno rezando para que Diègue no notara su reacción. Mejor se concentró en la última pregunta. - No, monsieur, aún no he tomado el almuerzo.- Se encogió de hombros sintiéndose apenado por esa declaración. Sin embargo, el no haber comido aún le dio una idea. - ¿Tiene hambre? Quédese a almorzar, puedo pedirle a la servidumbre que preparen algo bueno para nosotros.- Y se dispuso a caminar con el hombre a su lado rumbo a las escaleras para bajar al comedor.
Gabriel Brice- Eta
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Re: Enfermedad del demonio {Gabriel}
-¡Genial!- Exclamó animado -¡Ejem! Es decir, estaría encantado de compartir ese momento con usted monsieur- Le dijo intentando ser decente pero es que ya le costaba trabajo adecuarse a los modales de la realeza, aunque hubo un tiempo en que los supo de memoria, justo ahora que había hecho tantas cosas esa clase de banalidades a veces las pasaba por alto.
-Pero ¿Pedirle a la servidumbre?... ¿Sabes cocinar, Gabriel?- Preguntó animado y sacó un listón de su bolsillo para atar sus largos cabellos rizados y castaños que sueltos le hacían ver bastante varonil y salvaje. -A veces un hombre debe saber dominar esas artes también, lo que te dice la realeza es lo contrario y ¿Sabes qué? ¡Son puras tonterías!- Comentó con una sonrisa sarcástica -Si pides un par de cortes de carne y algunas especias puedo mostrarte algunos trucos buenos para pasar el tiempo- Propuso con un destello particular en los ojos, a Diègue se le daba ponerse confianzudo cuando alguien le agradaba.
-Pero ¿Pedirle a la servidumbre?... ¿Sabes cocinar, Gabriel?- Preguntó animado y sacó un listón de su bolsillo para atar sus largos cabellos rizados y castaños que sueltos le hacían ver bastante varonil y salvaje. -A veces un hombre debe saber dominar esas artes también, lo que te dice la realeza es lo contrario y ¿Sabes qué? ¡Son puras tonterías!- Comentó con una sonrisa sarcástica -Si pides un par de cortes de carne y algunas especias puedo mostrarte algunos trucos buenos para pasar el tiempo- Propuso con un destello particular en los ojos, a Diègue se le daba ponerse confianzudo cuando alguien le agradaba.
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Re: Enfermedad del demonio {Gabriel}
Sí, Gabriel había sonreído ampliamente ante el entusiasmo de Diègue, y sí, también se consternó cuando le preguntó si sabía cocinar. Tartamudeó un poco sin saber que decirle, pero calló de inmediato en cuanto inició con ese discurso. En realidad... Nunca en su vida había hecho algo como eso. Desde que tenía memoria había sido atendido, o en otras palabras, era un completo inútil. Y se sintió pequeño otra vez al pensar en todas las cosas que el señor Rousseau podía y sabía hacer a comparación de su insignificante persona. Se encogió de hombros, le miró y sonrió tímidamente. No se iba a negar, y menos al ver ese destello de ojos que resaltaban el rostro del científico de una manera muy peculiar, al igual que el cabello recogido...
- Ah... S-sí, sí. Suena bien, monsieur. Acompáñeme, por favor.- Y algo torpe, como de costumbre, se dio la vuelta y bajó las ominosas escaleras para dirigirse a la cocina. En cuanto vieron entrar a Jean, la servidumbre se levantó de su mesa para correr a atenderlo.
- Amo Gabriel, ¿se le ofrece el almuerzo? Enseguida le cocinaremos algo. ¿Monsieur Rousseau se quedará a comer también?
- Sí, sí...- Respondió rápidamente. - Pero... Eh... No será necesario que preparen nada. Nosotros nos encargaremos... Ah... bueno, en realidad, monsieur Rousseau me enseñará algunas cosas.- Y alzó los hombros, señalando al hombre con la mirada. - Uhm... Si pudieras facilitarnos algo de carne y especias... ¿Qué necesita, monsieur?- Entonces se volteó a ver a Diègue. Él no sabía de nada de eso, así que mejor que el viajero dispusiera.
- Ah... S-sí, sí. Suena bien, monsieur. Acompáñeme, por favor.- Y algo torpe, como de costumbre, se dio la vuelta y bajó las ominosas escaleras para dirigirse a la cocina. En cuanto vieron entrar a Jean, la servidumbre se levantó de su mesa para correr a atenderlo.
- Amo Gabriel, ¿se le ofrece el almuerzo? Enseguida le cocinaremos algo. ¿Monsieur Rousseau se quedará a comer también?
- Sí, sí...- Respondió rápidamente. - Pero... Eh... No será necesario que preparen nada. Nosotros nos encargaremos... Ah... bueno, en realidad, monsieur Rousseau me enseñará algunas cosas.- Y alzó los hombros, señalando al hombre con la mirada. - Uhm... Si pudieras facilitarnos algo de carne y especias... ¿Qué necesita, monsieur?- Entonces se volteó a ver a Diègue. Él no sabía de nada de eso, así que mejor que el viajero dispusiera.
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Re: Enfermedad del demonio {Gabriel}
Pasaron un par de horas, Amour estuvo dormido muy plácidamente, quizá las cosas raras de Diègue le habían ayudado un tanto. Los analgésicos hacían su trabajo. Se levantó como mejor pudo y sosteniéndose de los muros del pasillo llegó a las escaleras y bajó a buscarlos haciendo con señas que los sirvientes se callaran y se fueran con ciertas muecas de hastío en su semblante demacrado. Cuando llegó hasta la entrada de la cocina y vio a Diègue tan animado mostrándole a Gabriel la mejor forma de sostener el volteador para lanzar al aire la carne de vuelta a la parrilla recargó el cuerpo en el marco y ladeó lentamente la cabeza hasta que su cien topó con el muro del mismo modo ampliando una sonrisa, se reiría al tiempo de eso de no ser que esas cosas le pasaban fatura horrible en ese momento pero hizo un sonido parecido a una risa a medias que logró controlar. -Diègue...- Le llamó bajito -... eres un loco ¿Qué cosa de bárbaros le enseñas a mi sobrino?-
-¡Despertaste! Ya tenemos arroz especial a la española con judías rojas y vegetales, serán buenos para ti, estuvimos friendo carne para todos- Miró a Gabriel con camaradería y prosiguió -Gabriel es un chico listo, ya logró dominar dos técnicas, estoy enseñándole una última para lucirse un poco, eh... ¿Tienes hambre?-
-Sí mamá- Bromeó cerrando los ojos y bajando un poco la cabeza.
Diègue se acercó a tomarlo del brazo y guiarlo a la mesa aferrándolo de la cintura separando una silla y poniéndolo allí lo más delicado que pudo. -Pero te tienes que comer todo, tu mamá te tendría piedad, yo no si es que dejas algo en el plato, Lance- Le advirtió. -Vamos Gab', al fin probaremos lo que hicimos, sirve tres platos de arroz-
-¿Esto estuvieron haciendo todo el rato?-
-Algo así, tuvimos que conseguir algunos vegetales especiales, pero sin complicaciones- Le comentó sonriendo orgulloso.
-Mon dieu...- Comentó soportando no reírse, ese hombre no cambiaba, era "adorable" pese a todo.
-¡Despertaste! Ya tenemos arroz especial a la española con judías rojas y vegetales, serán buenos para ti, estuvimos friendo carne para todos- Miró a Gabriel con camaradería y prosiguió -Gabriel es un chico listo, ya logró dominar dos técnicas, estoy enseñándole una última para lucirse un poco, eh... ¿Tienes hambre?-
-Sí mamá- Bromeó cerrando los ojos y bajando un poco la cabeza.
Diègue se acercó a tomarlo del brazo y guiarlo a la mesa aferrándolo de la cintura separando una silla y poniéndolo allí lo más delicado que pudo. -Pero te tienes que comer todo, tu mamá te tendría piedad, yo no si es que dejas algo en el plato, Lance- Le advirtió. -Vamos Gab', al fin probaremos lo que hicimos, sirve tres platos de arroz-
-¿Esto estuvieron haciendo todo el rato?-
-Algo así, tuvimos que conseguir algunos vegetales especiales, pero sin complicaciones- Le comentó sonriendo orgulloso.
-Mon dieu...- Comentó soportando no reírse, ese hombre no cambiaba, era "adorable" pese a todo.
Amour Brice- Dseta
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Re: Enfermedad del demonio {Gabriel}
En realidad, cocinar no resultó ser ni tan complicado ni tan temible como creyó, y teniendo toda la disposición de aprender lo que Diègue le enseñab las cosas eran muy llevaderas. Se estaba esforzando de verdad en hacerlo bien, pronto sus esfuerzos se vieron reflejados en ese arroz maravilloso que le llenó de orgullo. ¿Él había cocinado eso? Bueno, por supuesto que monsieur Rousseau había hecho la mayor parte, pero le había ayudado, y se sentía bien con ello. Seguía al científico, mirándolo con ojos brillantes y llenos de admiración, ya iba agarrando confianza haciendo los trucos que le había mostrado. Tomó la cuchara de madera para probar un poquito de la comida, y el rostro se le iluminó como muy pocas veces, incluso mostró una sonrisa, amplia y auténtica que se le pintaba adorable en ese rostro soñador. Todo era magnífico, pero la magia del momento se rompió cuando escuchó la voz de su tío pastosa por la enfermedad, y un escalofrío le recorrió la espalda. Oh, no, ya podía ponerse de pie. La sonrisa se le esfumó al instante y se encogió en su lugar aún sosteniendo el volteador, mirando a la carne. De repente se sintió torpe, y la carne casi se le va cuando intentó voltearla con esa técnica que el viajero le había enseñado. Se había bloqueado de súbito y no podía pensar con mucha claridad. Intentó relajarse cerrando los ojos y respirando profundo, mientraa Diègue estuviera ahí no había nada que temer, o eso esperaba. No quería mostrarse como un inútil frente a su tío, y menos cuando monsieur Rousseau le había enseñado tan bien.
Se cohibió ligeramente de que el científico le hablara con tanta confianza, pero igualmente pintó una sonrisa suave, y se apresuró a obedecer la orden. Sirvió los tres platos con arroz, y encima acomodó los trozos de carne de una manera que se viera apetitosa. Primero llevó los platos de Diègue y su tío en silencio junto con los cubiertos, y después asentó el suyo en la mesa, junto con un jarrón de jugo y unos vasos. Luego de servir bebida para los tres finalmente tomó asiento al lado del viajero, mirándole con una sonrisita animada como la de un niño, ya estaba más relajado. Luego miró a Amour apenas unos instantes, y bajó la mirada hasta su comida. - Eh... Monsieur Rousseau dijo que los ingredientes tienen propiedades curativas... Creo que le ayudarán, tío. A-además todo está suave para que lo pueda tragar.- Echó un vistaso rápido al gran hombre a un lado suyo antes de volver la mirada a su plato, mirando a Amour por el rabillo del ojo, esperando su reacción al probar la comida. Probablemente no le supiera tan bien por estar enfermo, pero sentía esas ansias de saber su reacción, de tener su aprobación.
Se cohibió ligeramente de que el científico le hablara con tanta confianza, pero igualmente pintó una sonrisa suave, y se apresuró a obedecer la orden. Sirvió los tres platos con arroz, y encima acomodó los trozos de carne de una manera que se viera apetitosa. Primero llevó los platos de Diègue y su tío en silencio junto con los cubiertos, y después asentó el suyo en la mesa, junto con un jarrón de jugo y unos vasos. Luego de servir bebida para los tres finalmente tomó asiento al lado del viajero, mirándole con una sonrisita animada como la de un niño, ya estaba más relajado. Luego miró a Amour apenas unos instantes, y bajó la mirada hasta su comida. - Eh... Monsieur Rousseau dijo que los ingredientes tienen propiedades curativas... Creo que le ayudarán, tío. A-además todo está suave para que lo pueda tragar.- Echó un vistaso rápido al gran hombre a un lado suyo antes de volver la mirada a su plato, mirando a Amour por el rabillo del ojo, esperando su reacción al probar la comida. Probablemente no le supiera tan bien por estar enfermo, pero sentía esas ansias de saber su reacción, de tener su aprobación.
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Re: Enfermedad del demonio {Gabriel}
Estaba muy orgulloso de su destacado "alumno" de ese día, Gabriel era un chico que de alguna forma las circunstancias ya le habían hecho adoptarlo, le miraba con cierto cariño también, últimamente le preocupaba no ser el suficiente apoyo tanto para Amour como para su sobrino. Ese joven tan retraído y solitario que de alguna manera le recordaba a sí mismo cuando era joven, se sentó tranquilamente en la mesa y no pudo dejar de mirar con el mismo entusiasmo a Amour en cuanto le miró con ademán de probar la comida por primera vez. -¿Entonces...?- Preguntó sin poder reprimir su curiosidad, que era quizá del mismo grado que la del Brice menor en ese momento.
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Re: Enfermedad del demonio {Gabriel}
Amour rodó los ojos al ver a ambos como chiquillos emocionados, encima intentando cuidarlo, bueno... debía admitir con honestidad que eso era encantador y loable, suspiró con dificultad y observó el plato de comida frente a él, se esforzaría sólo porque ambos esperaban con emoción su opinión pero aún se sentía demasiado mal para temer por su vida al intentar tragar algún sólido. tomó una cucharada pequeña de arroz y se la llevó a los labios lentamente masticando breve y a consciencia tragando con lentitud y cuidado, sintió alivio, no fue tan doloroso como se imaginó, un poco de todo al fin lo había ayudado a comenzar a recuperarse. Pese a todo su sentido del gusto seguía en pie así que les dedicó a ambos una breve sonrisilla de suspenso, juguetona -¿De verdad quieren mi opinión?...- Preguntó con fingida malicia en su tono pastoso que tenía ligeros vestigios de él todavía.
-¡Oh vamos Lance!- Le presionó Diègue levantando una mano en el aire con desesperación -¡Dilo!-
-Está muy bueno, sino los hubiera visto frente al fuego no les creería eso de que fueron ustedes... Bien hecho, supongo...- Les aduló cediendo sólo porque se sentía benevolente, oh... ahora que el alimento había llegado a su estómago recordó que tenía hambre, ese era un buen síntoma, anteriormente ni hambre le daba de lo mal que se sentía.
-¡Oh vamos Lance!- Le presionó Diègue levantando una mano en el aire con desesperación -¡Dilo!-
-Está muy bueno, sino los hubiera visto frente al fuego no les creería eso de que fueron ustedes... Bien hecho, supongo...- Les aduló cediendo sólo porque se sentía benevolente, oh... ahora que el alimento había llegado a su estómago recordó que tenía hambre, ese era un buen síntoma, anteriormente ni hambre le daba de lo mal que se sentía.
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Re: Enfermedad del demonio {Gabriel}
Al final, y al ver que su tío iba a dar una respuesta, devolvió la mirada al plato, picando un poco la carne, solo cortando un pedacito para hurgarlo, y cuando dio su veredicto, ocultó una suave sonrisa. Se sentía satisfecho por completo con esa respuesta, sentía que había hecho un buen trabajo ayudando a Diègue. Habiendo recibido su respuesta, pudo comenzar a comer al fin probando el fruto de su trabajo. Realmente estaba muy bueno todo, y las especias que el científico había usado en el arroz realzaban el sabor de todo. Increíble. - Monsieur Rousseau, usted no solo sabe de historia y medicina, también sabe sobre el arte culinario. Es asombroso.- Le halagó maravillado con la comida. Le dedicó una sonrisa brillante, auténticamente feliz. Era un rostro que prácticamente nadie tenía el privilegio de admirar nunca porque bueno, nunca era feliz. Pero en esa ocasión tenía ese pequeño momento, y lo estaba disfrutando mucho.
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Re: Enfermedad del demonio {Gabriel}
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Después de la curiosa visita Amour Brice se confinó a su habitación de nuevo, no, ya nadie sería admitido en la mansión hasta que se sintiera mejor... menos mal que esa enfermedad no pasó a mayores. Pero con los días hubo pensamientos difusos en su cabeza y se preguntó entonces si todo era parte de sus alucinaciones o no. Oh vamos, Amour no podía ser tan estúpido, claramente Gabriel había abusado de su vulnerabilidad y eso lo iba a pagar muy caro...
-FIN DE LA ESCENA-
Después de la curiosa visita Amour Brice se confinó a su habitación de nuevo, no, ya nadie sería admitido en la mansión hasta que se sintiera mejor... menos mal que esa enfermedad no pasó a mayores. Pero con los días hubo pensamientos difusos en su cabeza y se preguntó entonces si todo era parte de sus alucinaciones o no. Oh vamos, Amour no podía ser tan estúpido, claramente Gabriel había abusado de su vulnerabilidad y eso lo iba a pagar muy caro...
-FIN DE LA ESCENA-
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Dom Nov 04, 2018 12:16 pm por Adrien C. Trouillefou
» Despedida </3
Vie Ago 24, 2018 1:14 am por Arthur Hunter
» Donatello Prince
Lun Jul 10, 2017 12:45 am por Adrien C. Trouillefou
» Registro de apellidos
Lun Jul 10, 2017 12:29 am por Adrien C. Trouillefou
» Registro de físicos (RPG)
Lun Jul 10, 2017 12:22 am por Adrien C. Trouillefou
» *Bitácora Donatello Prince*
Vie Jun 02, 2017 11:52 pm por Donatello Prince
» El nuevo rico -Amour priv-
Jue Jun 01, 2017 3:04 am por Edgar Bofill
» Golpea-Besa-Abraza
Miér Mayo 31, 2017 1:26 pm por Isabella Martin
» Uno o dos...
Mar Mayo 30, 2017 11:08 pm por Amour Brice